Víctor Pou, Profesor del IESE
La riqueza de las naciones
Por qué unas naciones son ricas y otras pobres A lo largo del tiempo se han dado múltiples respuestas. La obra maestra de Adam Smith, considerado el fundador de la ciencia económica, llevaba este significativo título: Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), que canaliza el dinero que los países ricos dan a los pobres, existe desde que en 1980, en una Asamblea de la ONU se propuso donar el 0,7% del PIB a los países menos desarrollados. Las críticas recibidas desde entonces han sido enormes. En algunos países de África, a más ayuda menos desarrollo, más pobreza y más corrupción. Y países de la zona Asia-Pacífico han pasado del subdesarrollo al pleno desarrollo casi sin ayuda.
La última aportación al asunto la han lanzado dos profesores americanos: Daron Acemoglu, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y James A. Robinson, de la Universidad de Harvard, en el libro: Por qué fracasan los países. Los orígenes del poder, la prosperidad y la riqueza. Tras revisar tres siglos de historia, los autores concluyen que el éxito o fracaso de las naciones son sus instituciones, entendidas como las ¿reglas del juego" con las que se manejan sus economías y los derechos de sus habitantes. En esto coinciden con los críticos tradicionales de las ayudas. Acemoglu y Robinson añaden que sin una infraestructura institucional que funcione, ningún desarrollo es posible. Por ello, un país debe contar, por lo menos, con unos cuantos elementos básicos que permitan su desarrollo, instituciones y políticas que hagan posible la existencia de un gobierno, un sistema político y un sistema financiero responsables, así como el respeto de la ley, la propiedad, los contratos y la libre iniciativa. En caso contrario, la ayuda corre el riesgo de perderse entre corruptos.
El think tank español FRIDE en su Informe de 2003 Hacia una nueva era en la AOD: construyendo infraestructuras institucionales efectivas en los países en desarrollo coincide también en sus tesis. FRIDE insistía en que la clave está en las instituciones y en si estas respetan el sistema democrático, el imperio de la ley, la propiedad, la libre iniciativa, la participación ciudadana y la libertad de oportunidades.
Si es cierto que la causa fundamental del desarrollo de las naciones está en sus instituciones, cabe preguntarse con preocupación por el futuro de un país como España, sumido no solamente en una escalofriante crisis económica, sino también en otra muy preocupante de carácter institucional. Las reformas estructurales que desesperadamente necesita nuestro país han de apuntar de manera necesaria hacia ambas direcciones.