Rafael Andreu y Josep Maria Rosanas, Profesores del IESE de la Universidad de Navarra
¿Impartir conocimiento o educación?
La libre cesión en internet de contenidos de cursos de universidades como Harvard, el MIT o Stanford ha abierto el debate. Las nuevas tecnologías, se dice, facilitan tanto el diseño como el acceso a dichos contenidos, acercando lo que uno ¿lee, ve e interactúa" al auténtico significado de los contenidos. Y sin la dictadura de horarios ni los "caprichos" de un profesor.
La educación es mucho más que una simple transmisión de conocimiento, como dice Woodie Flowers, profesor del MIT. Educar implica por lo menos dos cosas: enseñar a pensar, y conseguir el desarrollo y la adquisición de valores que produzcan personas de valía, no sólo profesionales. Algo que contrasta con lo que opinan otros al argüir que las nuevas tecnologías cambiarán radicalmente el modelo educativo. En nuestra práctica de educadores vocacionales, estamos más cerca de Flowers. Educar no es sencillo. Las nuevas tecnologías pueden ayudar, pero están lejos de revolucionar lo que entendemos por educación.
Flowers se queda corto cuando dice que la educación de calidad debe ocuparse de la adquisición de valores. El cómo es muy importante. Poner al estudiante en situación de poder descubrir esos valores por convencimiento propio y ayudarle en su desarrollo personal, no simplemente sermonearle sobre su conveniencia para él y para la sociedad, es fundamental. Los matices y el papel de las emociones son cruciales. Entender los argumentos contrarios a lo que uno propone es fundamental para la solidez del conocimiento. Eso es enseñar a pensar. Y es difícil y arriesgado, porque el proceso debe ser libre para ser efectivo, y si el estudiante no los descubre o los descubre mal, el resultado puede ser nefasto. Es imposible para un módulo automático de transmisión de conocimiento tener la sensibilidad necesaria para estos fines y aplicarla adecuadamente.
Algunos profesores tampoco la tienen, dirán algunos. Necesitamos buenos educadores, capaces de dirigir un proceso así. Y no lo lograremos siendo poco exigentes con su formación (¡educación!), abdicando en las nuevas tecnologías como sugieren ciertas tendencias. Necesitaremos reconocer mejor su trabajo si es bueno. Y respetarles más. Nos va parte muy importante del futuro del país en ello. No parece un mal momento para considerarlo seriamente.