Luis Tena, Arquitecto y profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad de Navarra
Pamplona es una gran ciudad europea
A un espontáneo se le ocurre exclamar ¡¡guapa!! al paso de una mujer y la aludida le responde, más o menos: oye tío, vete a subir la autoestima a tu.... madre.
Estos días, preparando este artículo, he pensado que lo del piropo podría resumir la sensación que me produjo el clima de escepticismo palpable cuando en enero el grupo de trabajo encargado de preparar el proyecto de candidatura a la nominación de Pamplona como Capital de la Cultura iniciamos las reuniones semanales.
En la prensa, oyendo a los políticos o al conversar sobre la candidatura los comentarios habituales eran: ¿Pamplona?, ¿Cultura?, ¿contra Córdoba, San Sebastián? ...nada que hacer, los últimos en internet, falta la ilusión ciudadana…, pérdida de tiempo y dinero... Id a subir la autoestima a otra ciudad….
Sin embargo, el trabajo del grupo y el convencimiento de los responsables del proyecto, fueron convirtiendo la impresión inicial en entusiasmo. El método, basado en la participación de agentes culturales en reuniones sectoriales en las que se podían intercambiar opiniones y críticas y las discusiones internas nos ha ayudado a elaborar un proyecto sólido y adaptado a la austeridad del momento. Ha sido muy gratificante comprobar que hay mucha gente en Pamplona dispuesta a ofrecer su tiempo (sin contraprestación económica) por la cultura de su ciudad. Los participantes han aportado ideas -gracias a todos-, que al margen del éxito de la candidatura quedan recogidas, y el propio método se convierte en resultado.
Es un proyecto sugerente. Nos ofrecemos como lugar de encuentro en el que la fiesta como actitud y el diálogo entre distintas personas y lenguajes sirvan para mejorar el conocimiento y fomentar el respeto mutuo de sus habitantes.
Las actividades tienen como escenario el espacio público de Pamplona, que es la esencia de una gran ciudad europea. Esta afirmación puede chocar, pero sabemos que la grandeza no tiene que ver con el tamaño.
El origen de Pamplona se explica en un mapa de Europa, como enclave de paso hacia el sur del accidente de escala continental de los Pirineos. Es europea pues su fundación se debe a Roma, que se encuentra con los primitivos pobladores vascones en un promontorio y con sentido práctico se funde en una convivencia pacífica. Su configuración medieval es un ejemplo de un tipo muy europeo: el de las ciudades multiplicadas, entre las que figuran Reims, Burdeos y Londres. Las teorías de ciudades ideales del Renacimiento y la ingeniería militar continental están presentes en el trazado de la Ciudadela, que será la obra que marcará la forma urbana de los tiempos modernos de Pamplona. La traza de las murallas, que la Ilustración en otras ciudades europeas hizo símbolo de un mundo antiguo y arrasó, se mantiene en nuestra ciudad donde actuaciones de ensanche de modesta dimensión se han sabido incorporar al tejido existente y han configurado una ciudad contemporánea admirable.
Una ciudad ejemplo para Europa, en la que destaca su espacio público, el sistema de espacios libres, sus calles, plazas avenidas y parques. Y destaca no sólo por la solidez de su forma y su trazado sino por ser el escenario de la vida de los habitantes de Pamplona. La tradición europea del espacio público, que se inicia en el ágora, el foro, el mercado, la plaza real, y la plaza mayor, pervive con fuerza entre nosotros. Las fiestas, los ritos y las procesiones, las ferias, las manifestaciones y la reivindicación, la gastronomía, los encuentros sociales, el ocio, el comercio, el paseo... se siguen realizando en ellos. Hoy, muchas ciudades de Europa han ido perdiendo este carácter y sus núcleos antiguos se han ido congelando, -todo el que viaje, lo aprecia- deshabitándose y se han convertido en una especie de parques temáticos sin vida. El espacio público ha ido desapareciendo, se ha privatizado y blindado. De la casa al coche, al trabajo y de vuelta al refugio privado.
Pamplona ha sufrido transformaciones y su entorno urbano se ha ampliado. La Pamplona funcional de dimensión metropolitana ha ido incorporando lugares de lectura menos clara, pero el núcleo consolidado sigue actuando como espacio esencial de referencia ciudadana.
En el proyecto se contempla también esta dimensión. Queremos reinterpretar y extender a los nuevos barrios las virtudes originales del centro. Habrá que descubrir los otros espacios públicos, los lugares inesperados donde se producen los encuentros entre los nuevos ciudadanos, las minorías y los diferentes grupos de edades. En el río y en su entorno tenemos un eje protagonista de la nueva espacialidad, para continuar siendo ejemplo y mostrar un camino a las ciudades europeas.
Podemos confiar en nuestro proyecto y para mí no será sorpresa que Europa nos reconozca como finalistas. La autoestima es saludable.