11/10/2022
Publicado en
Diario de Navarra
Antonio Moreno |
Profesor de la Facultad de Económicas
Tommaso Trani |
Profesor de la Facultad de Económicas
El Nobel de Economía ha sido otorgado a tres economistas que han contribuido al análisis económico y a la política económica: Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig. El primero es experto en el efecto del mercado del crédito sobre la macroeconomía, en los flujos de ahorro globales y en política monetaria. Por su parte, Douglas Diamond y Philip Dybvig nos han ayudado a entender mejor varios aspectos de la economía financiera (liquidez de activos, vigilancia y valoración de activos).
Los nombres de Diamond y Dybvig han permanecido unidos en el tiempo desde que en 1983 se publicara su famoso artículo en el Journal of Political Economy sobre retiradas masivas de depósitos bancarios. En él establecen una serie de condiciones bajo las cuales se dan estas situaciones de pánico financiero. Demuestran que pueden surgir en equilibrios financieros múltiples, pues, en su sistema de reserva fraccionaria, los bancos no tienen liquidez suficiente para hacer frente a retiradas masivas. Un modo de evitarlos es a través de una regulación financiera efectiva, una buena política (como, por ejemplo, asegurar los depósitos) y una diversificación del riesgo de crédito por parte de los bancos.
Aun así, los pánicos suceden, como tras el crack del 29. Fue precisamente el estudio de las causas de la Gran Depresión lo que movió el principio de la carrera de Ben Bernanke. En su artículo de 1983 en American Economic Review concluía que la política monetaria había amplificado la crisis financiera del 29 por no haber proporcionado suficiente liquidez a los bancos durante los años 30. Miles de bancos se cerraban, los depositantes perdían sus ahorros, las empresas no encontraban financiación y aumentó el desempleo. Bernanke se preocupaba sobre todo de este segundo efecto: la falta de crédito para las empresas, y como consecuencia, los problemas para trabajadores y consumidores.
En 2008, ya a los mandos de la Reserva Federal, pudo aplicar muchos de los resultados de su investigación (y de la de Diamond y Dybvig) mediante políticas monetarias novedosas que salvaron a la economía mundial de un mal mayor. De hecho, tuvo que enfrentarse a una novedosa retirada masiva de depósitos: la retirada de financiación de un banco a favor de otros. El resultado fue otra vez la falta de crédito para el sector privado. Como consecuencia, la política monetaria se adaptó a los nuevos escenarios, convirtiéndose en un instrumento fundamental de estabilidad financiera y el banco central ha pasado a ser prestamista de última instancia.
El Nobel de Economía 2022 une el canal macrofinanzas, tan prevalente en la economía moderna, con el papel de los bancos comerciales y la política monetaria. Un canal que seguirá necesitando ajustes para proporcionar estabilidad financiera. Algunos ya están en marcha —sobre todo a través de la intensa regulación tras la crisis de 2008—, y habrá más en el futuro. En la actualidad nos enfrentamos a una cierta inestabilidad financiera, pero al tener los bancos más capitalizados -como ha inspirado la investigación de los recién galardonados-, tenemos más garantías de estabilidad.