Elisabeth Viles Díez, Experta en Estadística Industrial. Profesora del Departamento de Organización Industrial. Tecnun, Universidad de Navarra
Entender, pensar y razonar con base en datos
La industria 4.0 plantea la hiperconectividad de toda la cadena de valor de las organizaciones con el objetivo de ser más productivos, pero sobre todo más eficientes. Mejorar nuestros procesos y productos, adaptarnos de manera más flexible y rápida a los cambios de la oferta y la demanda, ampliar nuestro mercado a través de las redes..., son solo algunos de los beneficios que puede aportarnos adaptarnos a este nuevo cambio de paradigma y que ya algunos están empezando a comprobar.
Dentro de los distintos elementos que se asocian a la Industria 4.0, la disciplina científica del análisis y la gestión de los datos se está definiendo como uno de los pilares para que esta reconversión sea un éxito. La interconexión de todos los productos físicos y las instalaciones de una fábrica, pero también su interactuación con todos los agentes de su cadena de valor (clientes, proveedores...) va a generar una cantidad ingente de datos que posteriormente habrá que tratar.
Es evidente que la tecnología está avanzando a una velocidad vertiginosa y lo que hasta hace poco tiempo nos parecía un sueño, hoy es posible. Hoy es posible disponer de comunicaciones para sistemas en tiempo real, hoy es posible soportar una gran cantidad de dispositivos conectados al mismo tiempo y en el mismo lugar, hoy disponemos de una nueva generación de personas mucho más sensibles y cercanas al mundo digital y por tanto con una mayor predisposición a la utilización de esa tecnología en su trabajo.
Sin embargo, estos cambios y avances tecnológicos también nos plantean nuevos retos. Retos que quedan aún pendientes de la industria 3.0. Es verdad que el impulso del movimiento de la industria 4.0 ha fomentado la automatización de muchos de los procesos que todavía estaban sin automatizar, pero esta automatización está predefinida por lo que ya se venía haciendo. Pero ¿están nuestras organizaciones preparadas para afrontar un mayor grado de automatización e interconexión entre procesos? Y sobre todo, ¿están nuestras organizaciones preparadas para afrontar la gestión de sus procesos a partir de un montón de datos que nunca han visto? ¿Están las personas que trabajan en ellas preparadas para afrontar los nuevos entornos de trabajo? ¿Lo están para saber entender tantos datos que van a ir llegando y a partir de los cuales deberán proponer mejoras sobre su propio puesto de trabajo? ¿O para entenderse tanto con proveedores como con clientes?
El análisis de datos y la gestión basada en la información se va a convertir en un elemento estratégico para el desarrollo de todas las áreas de todos los negocios. Por lo que la democratización de los datos nos plantea un nuevo reto: entender, pensar y razonar con base en datos. Si esto es así, es necesario que empecemos por entender qué es un dato, cómo se mide, qué información aporta, qué pasa cuando tengo muchos: ¿son todos iguales?, ¿nos valen todos?,¿podemos quedarnos sólo con algunos?; qué posibilidades de visualización existen, ¿los veremos todos igual? ¿nos influirá en nuestra toma de decisiones?... para después profundizar en otros temas como pueden ser qué técnicas hay disponibles y cuáles son las mejores para cada situación y objetivo que se pretende alcanzar. Y no hacerlo al revés. Porque la disciplina científica del análisis de datos, es precisamente eso, una disciplina científica. Y como tal, requiere de su estudio, conocimiento y comprensión para asegurar su correcto uso y aprovechamiento.
Las organizaciones estarán preparadas para dar el salto a la industria 4.0 y emprender un viaje al nuevo mundo cuando unan y relacionen su experiencia y conocimiento de siempre con el nuevo que se les presenta en forma de datos. Cuando entiendan mejor cómo y por qué funcionan sus procesos y a partir de este nuevo conocimiento los automaticen para acumular experiencias que permitan predecir nuevos comportamientos. De lo contrario, podremos encontrarnos dentro de unos años, con «el sexto contenedor», el que recoja esa gran cantidad de datos que hemos recogido y no hemos sabido utilizar, porque en realidad no servían para nada.