Manolo Blasco, Profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra
Nuevos valores urbanísticos en tiempos de crisis
Siempre hemos oído la ignaciana frase de "en tiempos de tribulación, no hacer mudanza". Hoy, sin la pretensión de poner en tela de juicio la prudencia ni la templanza para analizar la situación económica que vivimos, nos debemos dar cuenta de que algo en lo más hondo de las noticias debe de ser un inicio de una nueva motivación. Es un reto colectivo encontrar nuevas oportunidades que sólo en caso de detracción económica pueden producirse.
Propongo una reflexión -desde la óptica de la Arquitectura- en torno a la última noticia económica que estos días ha saltado como inminente: la creación del banco malo. Una primera lectura positiva es que un banco se haga receptor de los activos, tóxicos, pero seguramente hiperdevaluados, y que por tanto pueda ser capaz de generar unas plusvalías a la cuenta pública de resultados. Pero más allá, nos gustaría meditar la siguiente reflexión: que se alumbra lo que puede ser un momento excepcional para la corrección y, en definitiva, la recuperación de valores urbanísticos y arquitectónicos que hagan renacer un camino de esperanza y hasta de renovación con lo que de cierta reactivación económica pudiera corresponderle.
Me refiero a que esta situación nos permite contemplar un panorama absolutamente inédito. Borrar tiene a veces el mismo valor que dibujar: este banco tiene la posibilidad histórica de ofrecer oportunidades para rehacer, reconstruir o, por qué no, hacer desaparecer errores de una época en la que la arquitectura y el urbanismo escribieron páginas que hoy podemos rehacer.
Analizar este momento de hiperdevaluación nos permitirá con toda seguridad establecer en determinados casos el replanteamiento urbanístico de hechos que hasta hace poco eran impensables por coste.
En anteriores ocasiones, intervenir en áreas de interés escapaba a los ámbitos de los territorios municipales o autonómicos. Sin embargo, la economía es hoy un interés supramunicipal y autonómico que permite la formulación de directrices que nos den la ilusión de una renovación como fruto de un sacrificio colectivo.
Un claro ejemplo de esta posible intervención es la reconversión turística sobre los tan trillados como malgastados espacios urbanos turísticos. Trasvasar esta posible plusvalía de un sector a otro constituye una oportunidad que merecería estudiar.