El ocho de noviembre, a las cuatro de la tarde, se ha dado a conocer que el jurado designado para la Medalla de Oro de la Arquitectura 2012 ha decidido por unanimidad conceder este reconocimiento al arquitecto Javier Carvajal Ferrer. Este premio es el máximo galardón que concede el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España para reconocer a aquellas personas e instituciones que hayan destacado especialmente en el ejercicio de la profesión, la promoción y divulgación de la arquitectura, y la defensa y mejora de la imagen del arquitecto. El jurado ha valorado especialmente su condición de maestro y referencia dentro de la arquitectura española contemporánea, la calidad de su obra construida y su gran labor en el ámbito docente y académico.

Javier Carvajal nació en Barcelona, aunque realizó sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde obtuvo el premio extraordinario fin de carrera y ganó por oposición la estancia en Roma como pensionado de la Academia de Bellas Artes españolas. Durante esos años realizó un viaje por toda Europa para conocer de primera mano el panorama de la arquitectura. Allí obtuvo en 1957 el Premio de Roma de la Academia y el mismo año ganó la Medalla de Oro de la XI Trienal de Milán y fundó la Sociedad Española de Diseño Industrial junto a Carlos de Miguel y Luis Feduchi. En 1960 ganó la Medalla de Bellas Artes en la sección de Arquitectura. En ese mismo año ya era encargado de Cátedra de Proyectos en la Escuela de Madrid, donde se doctoró dos años después. Y en 1965 ganó por oposición la Cátedra de proyectos, pasando a ser el primer catedrático "moderno" de la Escuela de Madrid.

De todos los éxitos de esos años quizá el más sonado -especialmente fuera de nuestras fronteras- fue el Pabellón que realizó para representar a España en la Feria Mundial de Nueva York en los años 1964-1965. El pabellón recibió numerosos premios, entre ellos: la Medalla de Oro de la Feria, el Primer Premio del Colegio Nacional de Arquitectos de los Estados Unidos, la Medalla de Oro de la Asociación de Decoración Interior y el Diploma de Honor del National Art Club, proclamándose como el mejor pabellón de toda la Feria.

Un año más tarde construyó en Somosaguas su propia vivienda y la de sus suegros. Ambas viviendas ganaron en 1968 el premio Fritz Schumacher a la mejor arquitectura europea, concedida por la universidad de Hannover "por haber traducido a un lenguaje contemporáneo la rica tradición arquitectónica española".

Durante las siguientes décadas se dedicó con más intensidad a las labores docentes y académicas tanto en Madrid, como en Las Palmas, Barcelona y de modo especial en Pamplona a donde viajaba todas las semanas mostrando un enorme espíritu de sacrificio. Dejó una fuerte impronta a toda una generación de arquitectos españoles que se sienten deudores de sus enseñanzas y que ayer pudieron corroborar el reconocimiento nacional de su maestro.

Justo hace dos años, a finales de octubre, tuvo lugar en la Escuela de arquitectura de Madrid un homenaje -al que no pudo asistir por su delicado estado de salud- de sus compañeros de profesión, donde estuvieron implicadas las Escuelas de Madrid, Pamplona, Barcelona y Las Palmas, así como los respectivos Colegios de arquitectos. Parte del leit motiv del acto era que sirviera de desagravio por su ausencia en la lista de los galardonados con la Medalla de Oro de la Arquitectura. Ayer quedó restablecida, como era de justicia, la figura de este arquitecto que ha supuesto un verdadero hito en la arquitectura española del siglo XX. La Escuela de la Universidad de Navarra instituyó en ese acto el premio Javier Carvajal, que se concedió por primera vez en mayo de este año a Kenneth Frampton, profesor de la Universidad de Columbia. También publicó, con ocasión del homenaje, el libro "La huella de un maestro" con fotografías de su obra más destacada, procedentes del archivo que el propio arquitecto donó a esta institución navarra.