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Las “Relaciones de sucesos”, el germen del periodismo. Una exposición para mirar, ver y leer

13/02/2024

Publicado en

Diario de Navarra

Ricardo Fernández Gracia |

Escribía don Ramón María del Valle Inclán sobre la necesidad de descubrir “el arcano de las cosas que parecen vulgares y son maravillosas”. Esto le ocurrirá a quien contemple algunas piezas de la exposición instalada en la Biblioteca de la Universidad de Navarra que, con el título de “Relaciones de sucesos. Información, propaganda y disciplina social en la imprenta manual”, se puede visitar, diariamente, hasta el día 10 del próximo mes de marzo. El que conoce algo del tema, disfrutará porque ampliará sus perspectivas sobre el mismo, el más ajeno porque descubrirá todo un mundo en torno a unos impresos, a los que se prestó escasa atención hasta hace unas décadas.

Organizar una exposición requiere contar con unas piezas que hagan visible y didáctico el fin que se persigue. También, exige una persona lo suficientemente experta, capaz y preparada para hacer hablar a esas obras en unos determinados contextos, con un iter que proporcione las síntesis necesarias para que el visitante, se sienta interpelado, entienda, comprenda y aprenda con lo que tiene ante sus ojos. Ortega afirmaba que “sorprenderse y maravillarse es empezar a entender algo”.

Los magníficos impresos del fondo antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Navarra permitían esta muestra, con holgura. La organización y los textos que la explican, en sus diferentes apartados, han corrido a cargo del doblemente doctor Javier Ruiz Astiz, navarro y profesor actualmente en la Universidad de A Coruña, que cuenta con un excelente curriculum, especializado en Historia Social y Cultural de Navarra en los siglos XVI-XVII y XVIII, así como en todo lo que rodea a los impresores y libros de los siglos del Antiguo Régimen. Avezado y con mirada profunda y escrutadora -en el fondo y en la forma-, ha sabido presentar adecuadamente los impresos, dándoles el protagonismo que merecen, haciéndoles hablar. En la labor de preparación, fotografía y diseño ha contado con la ayuda de María Calonge, Inmaculada Pérez y Sara Satrústegui.

Aunque la visita se puede hacer virtualmente (https://www.unav.es/biblioteca/fondoantiguo/hufaexp41/), la contemplación in situ, es, sin duda, la mejor opción.

Relaciones de todo tipo de sucesos

En cinco grandes apartados se explica el contenido de la exposición, a saber: una aproximación a un género editorial singular, las características tipográficas y materiales, los fines y los temas, el contexto paneuropeo del fenómeno y el germen del periodismo. No falta un apartado bibliográfico, siempre necesario para el que quiera saber más, con los autores y títulos de referencia.

No resulta difícil imaginarse a quien supiese leer, en siglos pasados, dando satisfacción a amigos y familiares de cuanto se recogía en el tan singular género editorial, dando satisfacción a la curiosidad sobre sucesos de toda índole, sirviendo de entretenimiento y también para generar estados de opinión. Los temas variadísimos y para todos los gustos: fiestas, milagros, relatos moralizantes, sucesos extraordinarios, partos singulares, tormentas, catástrofes de todo tipo, terremotos, crecidas, plagas, batallas y viajes, junto a los grandes acontecimientos festivos de las cortes europeas y las canonizaciones de santos.

En el germen del periodismo

Aquellas relaciones de sucesos pervivieron hasta comienzos del siglo XIX como medio de transmisión de noticias. En el entramado informativo de aquellos impresos se juntaban autores, traductores, editores, impresores, libreros, ciegos y buhoneros.

El interés por todos aquellos impresos languideció y quedó superado por la consolidación de la prensa periódica, propiciada por la libertad de imprenta que fue ganando seguidores a lo largo del crispado siglo XIX, desde las Cortes de Cádiz a 1869. Conforme el liberalismo ganó terreno político y los periódicos se multiplicaron las relaciones se fueron arrinconando y restringiendo a aquellos sucesos más populares, curiosos y divertidos. Junto a otras causas que se explican en los textos que acompañan a las piezas expuestas, hay que destacar que, con el triunfo de los periódicos, las relaciones cedieron, definitivamente, el espacio informativo que habían monopolizado desde siglos atrás.

Concluyendo

En el título de esta recensión hemos señalado tres verbos: mirar, ver y leer, imprescindibles para analizar en clave cultural patrimonio, en este caso unos impresos harto singulares.  Conocemos textos de distintos autores, en los que se señala la diferencia entre el acto de “mirar” y de “ver”, atribuyéndose a la masa de la población la incapacidad para pasar de un estadio a otro, al entender la percepción de las obras como un verdadero acto intelectual, que exigía capacidad de juicio y discernimiento, vedados a la mayor parte del público. Conocido es el refrán que dice: “Para ver hay que mirar y saber”. Respecto a “leer”, Lope de Vega, al tratar de un episodio bíblico, afirmaba: “En una imagen leo esta historia” y el padre Sigüenza, al referirse a un cuadro de El Bosco, aseveraba: “Yo confieso que leo más en esta tabla …, que en otros libros en muchos días”. El reto para el estudioso y para el ciudadano, en la actualidad, consiste en realizar análisis y lecturas verosímiles de obras producidas en contextos tan distintos al actual y con unos códigos, muchas veces ajenos a los de nuestro tiempo.

Tras contemplar, razonar y aprender en la exposición, cierro estas líneas dando la felicitación a sus organizadores, especialmente al profesor Ruiz Astiz, con una reflexión sobre el disfrute de los bienes culturales, hecha hace más de dos siglos por Juan Agustín Ceán Bermúdez, ilustrado español: “Quien no sabe ver, no puede sentir, y el que no siente, no goza. ¿Pues a qué tanta concurrencia a las Academias y a los Museos, cuando no se ve, ni se siente, ni se goza lo que hay en ellos?