Alfonso Sánchez-Tabernero Sánchez, rector de la Universidad
Colaborar con el liderazgo de Navarra
La Universidad de Navarra aspira a ser uno de los mejores lugares del mundo para estudiar, para investigar y para recibir asistencia sanitaria; un espacio donde se trabaje al servicio de la sociedad, y en primer término de la sociedad navarra.
El reto inicial -convertirnos en una de las mejores universidades para que los estudiantes se formen- se concreta en tres objetivos. En primer término, que jóvenes de muy diversos países se sientan atraídos por la calidad y el carácter innovador de nuestra docencia. Con este fin, hemos puesto en marcha nuevos grados -Relaciones Internacionales, Marketing, Diseño, Literatura y Escritura creativa, y Filosofía, Política y Economía-, así como dobles grados y másteres. El resultado ha sido positivo, puesto que el número de matriculaciones ha crecido hasta alcanzar la cifra de 2.690 estudiantes nuevos de grado y máster (sin ISEM ni IESE), con una nota media de 8,1, y de los que un 30% son alumnos internacionales.
En segundo lugar, queremos que los estudiantes valoren muy positivamente su experiencia universitaria. En estos años, su grado de satisfacción ha aumentado, debido a los nuevos grados y posgrados, el asesoramiento académico, la formación humanística, la mejora de las instalaciones, y las actividades culturales, sociales y deportivas.
Y tercero, nos preocupa el futuro de los graduados y su inserción laboral. Según un estudio del Instituto Ikerfel, un 92,5% de los antiguos alumnos de las tres últimas promociones tiene empleo o está ampliando su formación, cifra que crece por cuarto año consecutivo.
Esta apuesta por la docencia y la empleabilidad no solo la avalan nuestros datos. De acuerdo con el último ranking de Times Higher Education, la Universidad de Navarra es la primera a nivel nacional y octava en Europa en docencia. Asimismo, se situó en el puesto número 1 de España -por cuarta vez- y en el 61 del mundo en empleabilidad, en el Ranking internacional QS 2019.
El segundo desafío consiste en realizar una investigación de alto nivel. En la actualidad contamos con 103 grupos de investigación, un total de 1.043 investigadores, 104 millones de presupuesto en este ámbito y seis centros, cuatro de ellos ubicados en Pamplona: el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), el Instituto Cultura y Sociedad (ICS), el Centro de Investigación en Nutrición y el Instituto de Salud Tropical. Entre las principales fortalezas de la Universidad se encuentra la capacidad de generar alianzas con los sectores público y privado, interacción que permite identificar los retos de la sociedad en general, y de Navarra en particular.
Un ejemplo de esta colaboración es IdiSNA (Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra), acreditado recientemente como Instituto de investigación Sanitaria por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Se trata de un proyecto con gran impacto social en el que participan la Clínica, el CIMA y la Universidad junto con el Complejo Hospitalario de Navarra, la Universidad Pública de Navarra, Navarrabiomed y otros centros vinculados al Departamento de Salud. Constituye un modelo de cooperación con el objetivo de impulsar la investigación biomédica, donde Navarra se encuentra en puestos de cabeza.
El tercer reto es conseguir que la Universidad de Navarra, en concreto, la Clínica Universidad de Navarra, sea un lugar extraordinario para recibir asistencia sanitaria. En estos años, además de otros avances, hemos puesto en marcha la Clínica en Madrid. Este centro pretende convertirse en un hospital de alta especialización al igual que la sede de Pamplona, y permitirá que la Universidad sea más conocida y apreciada, lo que atraerá a más pacientes a Navarra. En estos desafíos, la Universidad aspira a trabajar con otros, a unir fuerzas, a compartir proyectos.
Ahora acaba una legislatura que para nosotros no comenzó bien, porque el Gobierno de Navarra decidió no renovar el convenio de medicina de familia; más tarde se produjo una nueva discrepancia con el cambio de los criterios de concesión de las becas a los alumnos navarros. Sin embargo, hemos hallado un excelente punto de encuentro con la política del Gobierno referida al apoyo a la investigación. La ampliación de fondos y la adjudicación de ayudas, basada en la calidad de los proyectos, ha sido muy positiva tanto para nosotros como para que Navarra se convierta en una comunidad líder en la economía del talento.
El futuro de Navarra no puede basarse en producción a gran escala y no debe basarse en competir con sueldos bajos. Nuestro camino más inteligente pasa por la innovación, la creatividad y el espíritu emprendedor. Así lo ha entendido el Gobierno de Navarra y así deben hacerlo los gobiernos venideros. Todos debemos comprender que resulta más útil la colaboración que la confrontación; que conviene unir iniciativas públicas y privadas; que es preciso apoyar a los alumnos que carecen de recursos, para que hagan realidad su deseo de alcanzar la mejor formación posible. Así, entre todos, lograremos que Navarra, que ha alcanzado unas cotas de desarrollo y bienestar muy altas, sea en las próximas décadas uno de los mejores lugares del mundo para vivir.