Gerardo Castillo Ceballos, Profesor de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra
¿Cuántos Kairos (oportunidades propicias) desaprovechamos en la vida?
El poeta lírico y satírico en lengua latina Quinto Horacio Flaco (65 a.C.) se ocupó ampliamente del tema de la brevedad de la vida y la incertidumbre del tiempo futuro. En su Oda “Carpe Diem, quam mínimum crédula postero” invita a aprovechar el momento presente para disfrutar sin límite de los placeres sensibles.
Ese enfoque hedonista será denunciado por San Pablo: “Si es verdad que los muertos no resucitan, mejor hagamos lo que algunos dicen: comamos y bebamos, que mañana moriremos”. (Corintios, 15-32)
En la película “El Club de los Poetas Muertos” (1989), protagonizada por Robin Williams en el papel de un profesor inconformista y librepensador, se recitan unos versos de Robert Herrick, poeta inglés del siglo XVII:
“Coged las rosas mientras podáis;/veloz el tiempo vuela,/la misma flor que hoy admiráis,/mañana estará muerta.”
El tema del Carpe Diem vinculado a la brevedad de la rosa figuró en la lírica de varios países durante mucho tiempo, mostrando así su universalidad y permanencia. Por ejemplo, en unos versos del poeta español del Siglo de Oro Agustín Moreto, se propone recurrir al goce placentero como evasión de la angustia de una vida efímera:
“Tu flor se pasa, rosa,/y el fruto prometido/a tu hermosura niega/el nácar ya marchito./Gózale antes que pierdas/de tu verdor el brío,/que al florecer las plantas/es natural el vicio.”
Es muy significativo que muchos adolescentes y jóvenes de ahora se hagan tatuajes en el cuerpo con la inscripción “Carpe Diem”; o que se utilice como gancho en la publicidad de ciertos locales y productos. Ese mensaje no anima a los jóvenes a estudiar, a formarse y a fijarse objetivos en la vida; sólo les incita a vivir a corto plazo, divirtiéndose “a tope”.
Para R. Yepes y J. Aranguren «El "Carpe Diem!" no es aplicable a la vida profesional, donde impera la lógica de lo serio y de las tareas a largo plazo. Es, por tanto, un planteamiento incompleto de la vida, pues tampoco atiende al esfuerzo, al dolor, a la limitación y la enfermedad humanas, ante los que está amenazado de fatalismo. El hedonista, el hombre centrado en la consecución del placer, carece de respuestas ante el esfuerzo y el dolor. Es la lógica de los inmaduros y los irresponsables».
La propuesta hedonista “aprovecha el momento” tuvo una segunda interpretación, más positiva, a lo largo de la historia: “aprovecha el tiempo, no lo malgastes”. Hoy está casi olvidada, por lo que urge recuperarla.
Los griegos tenían dos palabras para explicar el tiempo: Chronos y Kairos. La primera se refiere al tiempo cronológico o secuencial; la segunda al momento o instante donde suceden las cosas especiales.
Para Rafael Domingo, “Kairos es la ocasión, la oportunidad favorable que cambia el destino del hombre. Es ese tiempo en el que todas las circunstancias convergen para la obtención de un máximo rendimiento. Es el punto de inflexión, de ruptura, de conversión. Es el encuentro entre la providencia, el cosmos, la persona y la historia. Es la flecha divina que atraviesa el tiempo para herir de amor el corazón del ser humano.”
Sin esa convergencia o encuentro de circunstancias probablemente Saulo no se habría “caído del caballo” y Colón no habría descubierto América.
Ken Robinson, especialista en creatividad, para designar el lugar y el instante donde convergen las cosas que nos gusta hacer con las que se nos dan especialmente bien, utiliza el término “El Elemento”. No es equivalente a Kairos, pero tiene algunas similitudes. Cuando nos apasiona lo que hacemos estamos en nuestro Elemento, un estado en el que descubrimos capacidades de imaginación e intuición que con frecuencia utilizamos muy poco y que en ese momento nos permiten trabajar con gran creatividad.
Kairos es el instante en el que, por fin, llega la inspiración, después de una espera paciente y activa. “Cuando llegue la inspiración que me encuentre trabajando” (Pablo Picasso).
Estar en Kairos no tiene que ver con el azar y la suerte, pero sí con la vibración interior. Para tener más momentos Kairos, necesitamos más silencio, autoconsciencia y autoescucha.
Tengo la impresión de que hoy estamos excesivamente pendientes del Chronos y poco del Kairos. ¿Cuántos Kairos (oportunidades propicias) habremos desaprovechado en la vida a causa de una sordera espiritual evitable?