Javier de Navascués Martín,, director del departamento de Literatura. Facultad de Filosofía y Letras
El escritor de las novelas oceánicas
Si hiciéramos una macroencuesta en la que se preguntase por los tres o cuatro escritores hispanoamericanos más conocidos, enseguida aparecerían nombres como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez o Julio Cortázar. Aunque también es posible que se mencionase a algún autor anterior (Jorge Luis Borges, Juan Rulfo) o más joven (Isabel Allende, Roberto Bolaño), lo normal es que los agraciados pertenecieran a aquella generación divina que convirtió a la literatura latinoamericana en un punto de referencia internacional. Qué enorme fue la huella que dejaron allá por los años sesenta del pasado siglo novelas como «Cien años de soledad», «Rayuela» o «La ciudad y los perros».
La producción del mexicano Fernando del Paso, actual galardonado con el Premio Cervantes, es escasa en títulos y caudalosa en páginas. Se puede decir de él que es uno de los representantes más exigentes y menos leídos de lo que se conoció en su día como la «nueva» novela hispanoamericana. Además de algún título menor, lo avalan tres novelas vastísimas, oceánicas, publicadas cada una en una década distinta. La más conocida de todas es «Noticias del Imperio» (1987), gigantesca iluminación de la invasión francesa de México en el siglo XIX. El ascenso y caída del efímero emperador Maximiliano es el contexto en el cual se desenvuelve un lenguaje denso y esperpéntico. Se confunde quien busque aquí una novela histórica convencional. Los monólogos de la enloquecida emperatriz Carlota abren y cierran este libro, que representa una visión deformada por el mito y la imaginación de los hechos tal y como sucedieron según las versiones oficiales. No es que a Fernando del Paso le hayan faltado los reconocimientos internacionales ni que sea un desconocido entre la crítica especializada. Pero es evidente que su obra, por su intrínseca dificultad, nunca ha llegado a alcanzar el favor del gran público.
Se ha premiado con él a una producción casi secreta fuera de su país, ardua y brillante al mismo tiempo, deudora de la renovación que puso en marcha el «Ulises» de James Joyce y que trajo el «Adán Buenosayres» de Leopoldo Maréchal a la lengua española. Los premios Cervantes son nostálgicos. Después de haber galardonado a todos los narradores que figuraban en las primeras filas del canon hispanoamericano, los jurados siguen insistiendo y rastreando entre los manuales para encontrar ganadores. La suerte ha caído esta vez en las manos de Fernando del Paso, uno de esos nombres que faltaban en un premio que quiere condecorar a toda una generación.