Rubén Herce, Investigador de Ciencia, Razón y Fe de la Universidad de Navarra
Vigencia de Charles Darwin
El jueves, 12 de febrero, se cumplieron 206 años del nacimiento de Charles Darwin, uno de los científicos más influyentes de nuestra era que, sin duda, no ha pasado ni pasará de moda. En su famosa teoría, Darwin estableció que todas las especies de seres vivos descienden de antecesores comunes, como ramas de un árbol que proceden unas de otras y remiten a un tronco común.
Según su teoría, la evolución tiene lugar mediante un proceso de descendencia con modificación, o selección natural, donde nuevas especies van ocupando nuevos espacios ecológicos, como cuando los peces anfibios comienzan a colonizar la tierra.En este proceso de lucha por la existencia y búsqueda de nuevos hábitats, la selección natural funciona de modo similar a la selección artificial en la cría de animales.
Darwin publicó su teoría de la evolución en El Origen de las Especies (1859) y en solo una década la comunidad científica y gran parte del público en general había aceptado la selección natural como el mecanismo explicativo de la evolución. Sin embargo, otros autores favorecieron explicaciones alternativas y no fue hasta la aparición de la síntesis evolutiva moderna entre 1930 y 1950 cuando con un consenso amplio se estableció que las mutaciones genéticas, la selección natural y el transcurrir del tiempo, constituyen el mecanismo básico de la evolución. Hoy en día la evidencia en favor de la evolución es cada día mayor, aunque los mecanismos por los que tiene lugar necesitan ser estudiados con más profundidad.
El temprano interés de Darwin por la naturaleza le llevó a descuidar sus estudios de medicina en la Universidad de Edimburgo y a centrarse en la investigación de invertebrados marinos. Sus posteriores estudios en el Christ's College de la Universidad de Cambridge alimentaron su pasión por las ciencias naturales. Y su periplo de cinco años a bordo del HMS Beagle así como la publicación de su diario del viaje le convirtieron en alguien famoso.
Intrigado por la distribución geográfica de la vida silvestre y los fósiles que recolectó en el viaje, Darwin comenzó una serie de investigaciones detalladas que le llevarían en 1838 a concebir su teoría de la descendencia con modificación (selección natural). Aun así, como su trabajo geológico tenía prioridad y sus ideas necesitaban ser maduradas, tardaría todavía 20 años en publicar su emblemática obra. La gota que colmó el vaso tuvo lugar cuando, redactando su teoría, Darwin recibió un ensayo de Wallace que describía la misma idea. Ambos publicaron de modo conjunto e inmediatamente sus teorías. Las posteriores reediciones de El origen de las especies advierten rutinariamente a los lectores de que el libro que tienen entre manos pertenece al exclusivo y selecto grupo de libros que ha cambiado nuestra percepción del mundo.
La evolución continúa siendo el principio organizativo de toda disciplina biológica. Aun así también permanece como un punto de reflexión y controversia, por su estrecha relación con uno de los mayores misterios del universo: el origen del hombre y su lugar en el mundo. Darwin percibió el conflicto y en el prólogo de la sexta edición de su libro dejó escrito un texto que pocas veces se traduce al castellano: "Por tanto, para concluir, que ningún hombre, llevado por una frágil presunción de sobriedad o una moderación mal entendida, piense o sostenga, que el hombre puede ir demasiado lejos en su búsqueda o estudio tanto del libro de la Palabra de Dios, como del libro de las obras de Dios; divinidad o filosofía; sino más bien, deje que los hombres se esfuercen sin fin tanto por progresar como por ser competentes en ambos campos".
La evolución del ser humano a partir de otras especies no constituye, como tantas veces se ha presentado, una alternativa a la creación del ser humano por parte de Dios, sino que ambas tesis dan razón de una misma realidad desde distintos puntos de vista; de modo parecido a como cada ser humano no es solo un producto de la biología sino que principal y primariamente es fruto del amor de unos padres.