Juan Chapa Prado,, Decano de la Facultad de Teología Universidad de Navarra
Un nuevo Papa para anunciar el Evangelio
Pienso que no hay nada que se viva con una emoción tan intensa como la espera del ‘Habemus Papam'. Y, como muchas veces ha ocurrido, el recién elegido Romano Pontífice no es el que se barajaba entre los más probables. "Vuestros caminos no son mis caminos", dice el Señor. En estos momentos inmediatos a la elección del Papa Francisco I es natural que el primer pensamiento sea el de dar gracias a Dios y elevar oraciones por la persona del sucesor de Benedicto XVI.
Evidentemente, el nombre de Francisco invita a pensar no solo en san Francisco de Asís, el santo de la humildad y de la pobreza, sino también en san Francisco Javier, el gran santo y misionero navarro. La procedencia latinoamericana del nuevo Papa y sus palabras sobre la evangelización sugieren que esta tarea está muy dentro de su corazón. No hay que olvidar que la Iglesia existe para anunciar el Evangelio hasta el fin de los tiempos. En este sentido, se puede hablar de una clara continuidad con los pontificados anteriores.
Al mismo tiempo, al presentarse como obispo de Roma y dirigirse a su pueblo, ha mostrado la cercanía y la preocupación no solo por los que están lejos de fe y hay que evangelizar, sino también por los suyos a quienes se propone cuidar con desvelo de un padre cariñoso. Me parece que en ese momento, al escuchar sus palabras, todos los católicos nos hemos sentido muy romanos y muy orgullosos de tener este nuevo pastor.