Antonio Aretxabala, Profesor de Geomorfología y Geotecnia, Universidad de Navarra
La oportunidad de El Hierro
El fenómeno volcánico podría ser aprovechado como una gran ocasión para la proyección científica, cultural y turística de la isla. Islandia, Hawai o las Azores, ya lohan hecho con excelentes resultados
España es un país de una riqueza cultural y natural sin igual, en poco más de medio millón de kilómetros cuadrados albergamos una riqueza que nos otorga el segundo puesto mundial en cuanto a patrimonios de la UNESCO, tenemos un par de ellos menos que Italia, es verdad, pero nos diferencia el que nuestras joyas barren el itinerario del hombre desde que apareció sobre el planeta hasta hoy, desde Altamira hasta Gaudí, y no sólo el renacimiento, el barroco o la edad media, desde un patrimonio de la humanidad como es Monte Perdido hasta otro, Garajonay, quedan reflejadas todas las épocas, y ahí radica lo peculiar que nos diferencia.
Villas medievales de todos los colores se pueden atravesar de una a otra como un collar de perlas, desde Fuenterrabía a Olivenza, o renacentistas y barrocas, como la pobre Lorca, hoy aún convaleciente, pero todavía asediada por las moscas de la política.
Países bastante alejados de nosotros, en cuanto a menor número de estos tesoros, como Francia o EEUU, le sacan bastante más jugo a lo suyo. Lo venden mejor o quizás lo envuelven más bonito, el caso es que aquí se sigue vendiendo hormigón, playa y cerveza barata. Los petroglifos bimbaches son desconocidos por algunos representantes de la cultura y el turismo.
Verónica Montero, consejera de turismo de El Hierro, ha visto en las fuerzas del interior terrestre una oportunidad de proyección internacional sin comparación a nada anterior, una proyección científica, cultural y turística; afirma y con razón: "... Una erupción de tipo basáltica o hawaiana: muy lenta. Inclusive podría ser atractiva de ver. De hecho, Hawai es un gran destino turístico y ellos tampoco se salvan de tener seísmos..." ¿Se la apoyará de verdad como en EEUU para desarrollar esa brillante idea? ¿Se corren riesgos por ello? Y es verdad: casi diez mil veces ha temblado la tierra desde junio, unas sesenta de ellas sentidas, y no es de esperar una catástrofe, ni de tipo sismológico ni volcánico. En España no sabemos convivir con estos fenómenos como lo hacen islandeses, americanos, indonesios o italianos. Además, si algo se pusiera feo, para eso está ahora la isla llena de geólogos, vulcanólogos y personal de emergencias, como en Hawai lo está todo el año. Un equilibrio entre el coste de mantener una infraestructura dedicada y los beneficios económicos aún no se ha estudiado, menos aún su promoción. Los habitantes de la Restinga han sido llamados a concentrarse, por si acaso los gases se acercasen demasiado. Ya se le busca nombre a la décima isla Canaria si al final la viésemos emerger.
Lo que hace unas semanas se encargaron algunos medios de comunicación en presentar como la víspera del apocalipsis, va cayendo en el olvido y hoy es anécdota un sismo más, tal y como pasa en Hawai o Islandia. El último más fuerte sentido en casi toda la isla un 4,3 en la escala de Richter. Algo está atrayendo a los amantes de los fenómenos naturales llenos de energía, y no solo a los profesionales, también muchos aficionados se han desplazado a la isla para vivir esos estados excitantes, eso es: ¡como en Hawai!
Dice la consejera de turismo: "... se han cancelado algunas reservas por el miedo que se generó debido a noticias alarmistas. Aunque por otro lado hemos recibido una cantidad importante de periodistas, científicos, aficionados a la vulcanología... "
Es poco probable que se dé una erupción violenta, y si se diese sería un fenómeno de una atracción formidable, guardando las acciones preventivas y de emergencia no debería haber mucho que temer, pero no hay mal que por bien no venga, en Hawai hay no uno, sino varios volcanes que permanecen en constante erupción, no hay que esperar, los peligros a evitar son los razonables de no acercarse demasiado a la lava, unas normas de construcción sismorresistentes a las que nada tenemos que envidiar, etc. Todo un catálogo turístico basado en las fuerzas de la Tierra se puede promover también aquí, sólo hace falta creérselo, pero con unos medios de comunicación que solo ejercitan la mirada catastrófica, lo tenemos muy difícil. Una erupción de gases a varios cientos de metros de profundidad en el mar ya es visible. No es el fin del mundo, es algo bastante común en la Naturaleza, pero ahora nos ha tocado en territorio español. El que hay algo muy caliente y latente ahí abajo lo pueden testificar todos los que visitan Timanfaya y ven al agua salir hirviente, salvaje y disparada, la paja arder a unos decímetros de profundidad o se preparan un chuletón a la "piedra magmática". Algunos si supieran sobre lo que andan en el parque, le tendrían más miedo que a los terremotos de El Hierro.
Las Azores, hermanas geológicas, ya tienen su centro de interpretación de los volcanes, aprovechando un viejo faro abandonado y un cono inactivo, hay vigilancia, una infraestructura dedicada para los amantes de lo telúrico. Miles de visitantes anuales van teniendo un mayor conocimiento del fenómeno, del medio volcánico, mayor cultura y más ganas de viajar. Terremotos diarios con los que hay que convivir no son un obstáculo para sicilianos, islandeses o hawaianos, la gente sigue muriendo por obesidad, tabaquismo y accidentes de coche.
La magia de El Hierro sorprende más: es la segunda isla más abrupta del planeta, sus paisajes estratificados, reserva de la biosfera de la UNESCO, ofrecen todos los marcos posibles en relativamente pocos metros de altura, desde una orilla volcánica con lagartos únicamente conocidos en esos lares, pasando por paisajes mediterráneos de almendros hasta un bosque pirenaico con sus ovejas y vacas, en el que solo falta Heidi para sentirse en los Alpes. Y eso no lo hay en Hawai. Su patrimonio geológico y prehistórico es inigualable, misteriosos petroglifos bimbaches adornan toda la isla, y todo un elenco de publicaciones al respecto se pueden adquirir en los centros de información, oficinas de turismo y librerías de la isla; pocas áreas de España se manifiestan tan abiertamente cultas con lo suyo, tan sorprendentemente instruidas y preparadas, además el mundo vegetal es también singular debido a esa configuración geológica y morfológica: el garoé y el sabinar lo atestiguan, calas inimaginables muestran paisajes y plantas de otro mundo, y paradójicamente: "el hotel más pequeño del mundo" se asoma al balcón más occidental de este viejo mundo.
Ahora esos paisajes acogen a sismólogos, geólogos y aficionados a la vulcanología, ¿hasta que esto pase y nadie se acuerde de El Hierro?, un lugar que tal y como lo han presentado la mayoría de los medios solamente parece una olla a presión a punto de explotar. Verónica Montero hace gala de toda esa cultura que los políticos ya no saben captar, pero sin un apoyo institucional sus ideas no florecerán, porque es así, este país va poco a poco haciéndose gris, perdiendo energía en disputas partidistas, una energía no tan potente como la de la Tierra, pero perdida al fin y al cabo, y como siga así, incapaz de preservar un poco de ella misma para despertar a las peculiaridades y aprovechar las originalidades de cada tierra, como tesoros que son, nuestro futuro económico, como lo han hecho en Hawai o en Azores. ¡Pero qué listos son los políticos americanos, igualitos que los nuestros...!