Marta Santisteban Eslava, , doctora especialista del Área de Cáncer de Mama de la Clínica Universidad de Navarra
Razones para una mastectomía preventiva
El principal motivo por el que una persona puede someterse a una mastectomía (extirpación de las mamas) preventiva es que sea portadora de una mutación genética responsable del cáncer de mama, aunque todavía no lo haya desarrollado. En estas personas, las posibilidades de manifestar la enfermedad son muy elevadas, ya que se sitúan entre un 80 y un 90% de los casos que presentan la alteración genética.
En términos globales, el origen hereditario supone un 8% del total de los tumores de mama. El 92% restante no es de causa genética. De ese 8% hereditario, la mayoría corresponde a la presencia de las mutaciones en los genes BRCA1 o BRCA2, si bien pueden existir otros genes implicados aunque son menos frecuentes. Para determinar la existencia de esa mutación responsable del desarrollo de un tumor de mama y/o de ovario es necesario realizar un análisis molecular de sangre periférica.
Inicialmente, a las personas en las que ya se ha comprobado que son portadoras de la mutación en uno de estos dos genes se les pueden recomendar dos opciones. Una consiste en realizar un seguimiento muy estricto para la detección precoz de la enfermedad. En el caso de la mama ya se ha comprobado su eficacia con los programas de detección precoz mediante pruebas de imagen. En este caso se suele aconsejar un seguimiento cada 6 meses durante el que se alterna mamografía y ecografía mamarias con resonancia magnética mamaria en la siguiente revisión. No obstante, existe el riesgo de desarrollar un cáncer de intervalo entre una y otra revisión, por lo que no se evita la enfermedad aunque se facilita un diagnóstico muy temprano. La segunda alternativa para quien porta esta mutación es la realización de una mastectomía (extirpación completa de las mamas). Se trata de una opción más radical, pero más eficaz. La persona se suele quedar más tranquila ya que el riesgo de desarrollar la enfermedad disminuye en más de un 85%. No obstante, cabe subrayar que tampoco se elimina el riesgo en su totalidad, dada la dificultad de extirpar todo el tejido glandular.
La mastectomía preventiva y la reconstrucción de la mama suelen realizarse en un mismo acto quirúrgico, por lo que el impacto psicológico en la mujer es menor. Sin embargo, la presencia de las mencionadas mutaciones genéticas - BRCA1 y BRCA2 - implica asimismo un elevado riesgo, no sólo de cáncer de mama (también en el varón), sino de cáncer de ovario. El problema añadido que presenta este tumor es que no existe una técnica de detección precoz eficaz. En ovario puede realizarse una ecografía ginecológica además de la determinación del marcador CA-125, pero no está demostrada su efectividad en la detección precoz. Por este motivo, el cáncer de ovario suele diagnosticarse en fases avanzadas. Así, cuando una mujer presenta una de las dos mutaciones genéticas, en BRCA1 o BRCA2, además de la mastectomía suele recomendarse una extirpación de ovarios (preferiblemente, una vez satisfecha la maternidad) y parte de las trompas de Falopio. Esta última no es una cirugía excesivamente compleja ya que se trata de una intervención laparoscópica.