José Ramón Pin Arboledas, Profesor del IESE , Universidad de Navarra
Cara y cruz de Merkel
Lo que gana en la UE. El paraíso económico surgido del euro
Mañana los helenos eligen permanecer o no en el euro. Sea la decisión griega la que sea, me atrevo a enviar mis reflexiones a la señora Merkel, porque es muy probable que su señoría tenga que tomar decisiones transcendentes para todos. Con todo respeto, me permito recordarle algunas cosas.
Alemania ha tenido durante los dos últimos años un éxito considerable, política y económicamente. Su influencia en la Unión Europea es indiscutible y su PIB se acerca a los tres billones de euros (2,95). Su crecimiento ha sido del 3,6% (2010) y del 3% (2011), recuperando con creces la caída de 2009 (-4,7%). Su renta per cápita supera los 31.400 euros. Su desempleo es del 5,6% (un punto menos que en 2010); prácticamente el paro «friccional», por debajo del cual la economía tendría fuerte inflación de costes.
El país que dirige Merkel es un paraíso económico, refugio de los inversores internacionales, sobre todo en los últimos meses. Es verdad que para conseguirlo Alemania aplicó tempranas políticas inteligentes en su regulación laboral mientras que otros países, como España, se dormían en los laureles. Pero también es verdad que sin estar en la zona euro es posible que la recuperación no hubiera sido tan potente. Alemania, con el euro, tiene una moneda más débil que el hipotético marco que tendría si no existiera la divisa europea. Eso la hace ser más competitiva en sus exportaciones.
Son algunas de las ventajas económicas de la pertenencia al euro. Otras nos la enseña la historia con el tiempo. Gracias a la Unión Europea, el continente ha vivido el periodo más largo de paz desde la caída del Imperio Romano. Adenauer, Schuman y De Gasperi, los fundadores de la nueva concepción europea, vieron que la solidaridad, junto con la unidad, eran la garantía de paz en el continente. La primera muestra de solidaridad ya se había producido con la República Federal después de la Segunda Guerra Mundial con el Plan Marshall. La experiencia de los siglos XIX y XX demuestra que cualquier otra alternativa es más costosa en términos económicos y, sobre todo, humanos. Además, nunca Alemania había jugado un papel tan importante dentro del concierto político europeo como ahora; excepto cuando usó su poder militar con desastrosas consecuencias para todos que estoy seguro de que nadie quiere repetir. Con todo esto quiero decir que la pertenencia al euro ha sido un buen negocio para el país.
Lo que pierde en la UE. La amenaza de la burbuja del bono alemán
Ahora, en este lado de la tribuna, me gustaría reflexionar sobre las consecuencias que tendría para los alemanes la desaparición del euro. Que conste que no la deseo, ni creo que se produzca, pero es bueno tener la perspectivas de todas las alternativas.
Alemania exporta 1,3 billones de dólares; es la tercera potencia exportadora del mundo después de China y EE UU. Aunque no todo es éxito en este campo. Este año, Alemania ha pasado desde el segundo puesto exportador mundial al tercero, cediendo el paso a EE UU. Steffen Elstner, experto del instituto alemán IFO, explica que «es una clara consecuencia de la caída de la demanda en la eurozona», y agrega que eso es debido a «que cerca de un 60 por ciento de las exportaciones alemanas tuvieron como destino los países del euro». Además, si en lugar de tener como moneda el euro, Alemania tuviera un «marco nuevo», los precios de su exportación subirían en un 20% como mínimo en razón a los datos macroeconómicos. Con ello serían más difíciles sus exportaciones al resto del mundo.
El estancamiento de las economías periféricas ha tenido la ventaja de que el bono alemán se ha convertido en un refugio para el inversor. Eso ha sido bueno hasta la fecha, porque ha permitido financiar el Estado alemán de manera barata. Pero esta situación será difícil de sostener si el euro fuera objeto de inestabilidades. Ya en los últimos días se han observado movimientos para la subida de sus intereses. En 2012, el PIB alemán crecerá sólo el 0,5 o el 1%, según las estimaciones de la Oficina General de Estadística. Eso en base a las exportaciones, que siguen creciendo gracias a que el euro está débil. Sin el euro la situación sería peor. De hecho, se habla de una burbuja en relación al bono alemán que estallaría si no se tomasen las medidas para fortalecer el euro.
El retroceso en la moneda única llevaría a una UE puramente política, en el mejor de los casos, con el peligro de estancar su construcción y languidecer. Alemania no tendría la misma preponderancia política que le da su capacidad económica con el euro. Reino Unido está deseoso de ello, porque desaparecería la divisa que ha relegado al quinto lugar a la libra, después del dólar, el euro, el yen y, probablemente el yuan chino. La City de Londres que ya piensa en dólares o euros, volvería a la libra.
La desaparición de la moneda única, o su reducción a una pequeña área económica supondría un tropiezo importante en la idea de una Europa unida y solidaria. La UE perdería posibilidades para convertirse en una potencia política , económica y también moral. Europa representa los valores de la libertad, la convivencia pacífica, los derechos humanos y la cultura en unos niveles hasta la fecha no alcanzados por ninguna civilización.
Comprendo que a un político democrático le sea difícil superar el corto plazo y elevar las miras al futuro en un Estado, como el alemán, en el que el calendario está plagado de elecciones, sean nacionales o regionales. Sólo los estadistas crean grandes ideas, como los padres de la UE, y el tratado de Roma fue el inicio de una ilusión colectiva. Europa siempre ha avanzado superando dificultades. A quienes les toque liderar este cambio se les exige: altura de miras para visionar un futuro juntos, capacidad de comunicarlo a los ciudadanos e integridad moral para ejercer la solidaridad y la justicia.