14 de julio de 2024
Publicado en
El País Negocios
Jorge Noval Pato |
Profesor de la Facultad de Derecho y director del curso enfocado de Sostenibilidad para Consejeros
Con la llegada de julio y el cierre del plazo para la aprobación de las cuentas anuales, es momento de evaluar con detenimiento los informes de gestión presentados por los consejos de administración. Este análisis resulta esencial para comprender los avances reales en materia de sostenibilidad.
La Unión Europea tiene claro que, para fomentar una sociedad comprometida con un modelo económico sostenible, respetuoso con el medio ambiente y enfocado en el progreso humano, la sostenibilidad debe ser un principio rector en la toma de decisiones empresariales. Pero, ¿cómo están las empresas enfrentando el desafío de la descarbonización? ¿Qué cambios reales han implementado y qué medidas han adoptado para combatir la emergencia climática? ¿Están realmente comprometidas con esta nueva orientación?
De momento, todavía es prematuro para extraer conclusiones definitivas. Un análisis más detallado de los estados de información no financiera será necesario para obtener una visión completa. Sin embargo, una primera lectura de esa documentación revela que muchas empresas están progresando adecuadamente en la integración de la sostenibilidad en su estrategia empresarial. No obstante, otras aún tienen un largo camino por recorrer y necesitan mejorar, pese a que formalmente intenten aparentar lo contrario.
Sea cual fuere el resultado final de ese examen, la Unión Europea va a continuar con su decidido impulso regulatorio en esta dirección. No obstante, la Comisión es consciente de que el verdadero compromiso de las empresas con la transición global hacia la descarbonización de la economía no se conseguirá únicamente mediante normas obligatorias, y mucho menos a través de sanciones. Ese punto de inflexión solo se alcanzará si se logra que las empresas se comprometan voluntariamente con esta causa, y, por ende, si se consigue que los consejos de administración asuman un liderazgo decidido y activo en la consecución de este desafío.
En consecuencia, no es sorprendente que las Normas Europeas de Información sobre Sostenibilidad (NEIS), contenidas en el Reglamento Delegado (UE) 2023/2772, al establecer los estándares para la presentación de dicha información, exijan a las empresas que revelen el nivel de conocimientos en sostenibilidad de los miembros de sus consejos de administración. Solo cuando los consejeros comprendan directamente el problema, reconozcan su responsabilidad y asuman personalmente este desafío como propio, en lugar de depender únicamente del buen hacer de los directores de sostenibilidad, se podrá confiar plenamente en la autenticidad y efectividad de este proceso de cambio.
Para que dicha formación responda adecuadamente a las necesidades de los consejeros, es esencial que incluya tres ingredientes fundamentales. En primer lugar, los conocimientos en management son imprescindibles. Si los consejeros desean hacerse cargo de cómo pueden gestionar la empresa de manera diferente, integrando la perspectiva sostenible, es crucial proporcionarles herramientas que les permitan gobernar eficazmente los riesgos y oportunidades inherentes a este desafío global. Además, deberán conocer los mecanismos que les permitan incorporar esta perspectiva novedosa y compleja en sus decisiones, de modo que no sea un aspecto marginal, sino un elemento vertebrador de la estrategia empresarial. Asimismo, se les deben ofrecer directrices sobre los objetivos e incentivos que pueden establecer, así como sobre los indicadores útiles para supervisar y evaluar el cumplimiento de dichas metas.
No obstante, ese enfoque puramente instrumental, aunque esencial, tendrá escaso poder transformador si no va acompañado de un segundo componente: un conocimiento basado en evidencias y datos científicos sobre la magnitud del problema y las razones que justifican su implicación. De poco servirá saber el 'cómo' si se desconoce y no se asimila el 'por qué'. Por ello, es fundamental recurrir a la ayuda de biólogos, ingenieros y economistas que puedan mostrar con claridad y fiabilidad las causas del cambio climático, el alcance de sus efectos y las posibles soluciones técnicas que se pueden adoptar para minimizar este riesgo. En este contexto suele resultar particularmente ilustrativo la simulación de hipotéticos escenarios que evidencien las posibles consecuencias del cambio climático en el modelo de negocio y en el rendimiento financiero.
Por último, los consejeros deben contar con un conocimiento básico de un tercer aspecto: el marco normativo. En los últimos años, ha habido un aluvión de normas relacionadas con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente, que tienen repercusiones directas en las competencias y funciones del consejo de administración. Estas incluyen, entre otras, obligaciones adicionales de información, verificación e implantación de procesos de debida diligencia en la cadena de suministro. Además, se está produciendo un incremento exponencial y acelerado de la litigación en torno al cambio climático, con un aumento de demandas que reclaman indemnizaciones por la inacción en la lucha contra este problema.
Por ello, es de particular interés que los consejeros se adentren en esta perspectiva jurídica. No tanto para estudiar en detalle cada una de las normas que conforman este amplio y complejo entramado legal, sino para que comprendan el margen de libertad del que disponen al cumplir sus deberes fiduciarios frente a los accionistas. Deben saber hasta qué punto los accionistas pueden exigirles responsabilidad por adoptar una postura activa en la lucha contra el cambio climático o, por el contrario, recriminarles su pasividad al respecto.
En definitiva, el desafío de la descarbonización de la economía requiere proporcionar a los consejeros una formación interdisciplinar y científica, que les inspire y prepare mejor para diseñar una estrategia empresarial sostenible. Así, podrán liderar desde el consejo de administración el compromiso empresarial con una economía de bajas emisiones de gases de efecto invernadero.