16/12/2022
Publicado en
Diario de Navarra
Gregorio Guitián |
Decano de la Facultad de Teología
En estos días los cristianos vivimos el “adviento”, preparándonos para celebrar la llegada de Cristo. Esa llegada del Salvador ha sido ya definitiva para D. José Morales Marín, profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, que acaba de ser llamado a la casa del Padre. El día 13, tras varios años de enfermedad, el profesor Morales ha fallecido cuando acababa de cumplir 88 años, el pasado 4 de diciembre.
José Morales fue uno de los pioneros de la Facultad de Teología, en la que trabajó durante más de treinta años. Antes de llegar a Pamplona, había logrado el doctorado en Derecho en la Universidad de Barcelona (1960) y en Teología, en la Universidad Lateranense de Roma (1962). Desde su incorporación al Opus Dei, en 1955, y especialmente desde su ordenación sacerdotal, en 1961, la orientación vital de D. José estuvo dirigida al servicio pastoral en la Iglesia. Entre otras tareas, durante un tiempo se trasladó a Filipinas, donde fue consiliario del Opus Dei entre 1964 y 1967.
El profesor Morales deja tras de sí una notable obra publicada. Como señala J. Bosch en su Diccionario de teólogos/as contemporáneos (Burgos 2004, p. 692), J. Morales ha trabajado de manera directa en cuatro áreas de la teología: teología fundamental y método teológico; el pensamiento de Newman, la teología de la creación y la teología de las religiones. Sobre estas y otras cuestiones ha dejado obras importantes, como Introducción a la teología o El Misterio de la Creación, traducidas a varias lenguas; ediciones y estudios sobre la figura de S. John H. Newman (especialmente su biografía: Newman: 1801-1890), libros sobre las religiones (especialmente el islam), obras de espiritualidad, etc. En todos ellos aparece su vasto conocimiento, así como su ingenio agudo y directo que le permitía plasmar sintéticamente su juicio sobre las cuestiones que estudiaba.
José Morales no ha sido una figura demasiado conocida, en parte por su carácter poco dado a exhibirse o a cultivar relaciones meramente sociales. Por esa razón, a pesar de ser autor de más de veinte libros y de centenares de artículos científicos, no ha aparecido demasiado en los medios de comunicación ni en los círculos eclesiásticos. Pepe Morales, como le llamaban sus amigos, era hombre de amistades profundas y permanentes, que cultivaba dedicando tiempo e interés al trato y a atender las necesidades de sus amigos, tanto colegas como alumnos y discípulos.
Entre los amigos del profesor Morales no solo se cuentan personas del entorno académico, sino también otras ajenas a ese ambiente, personas necesitadas –en las “periferias existenciales”, como suele decir el Papa– por las que se preocupaba de manera muy concreta. Era común verle sentado en un banco de la calle con personas en situación de pobreza, con emigrantes en dificultades, etc., a quienes ayudaba material y espiritualmente, con frecuencia recibiéndoles también en su casa. Conocemos algunas de estas historias en las que D. José se empleó a fondo, con todo su espíritu sacerdotal; pero son muchas más las que, si bien han quedado veladas a nosotros, están muy presentes ante Dios.
De los justos, dice el libro del Apocalipsis que descansan en el Señor y que “sus obras les acompañan”. Las obras del sacerdote y profesor José Morales Marín no son solo sus escritos, que permanecen, sino sobre todo el ejemplo de caridad y servicio que nos admira e inspira. Ha sido, en definitiva, un teólogo muy completo al servicio de todos.