Reyes Calderón Cuadrado,, Escritora y decana de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra
Previsiones y otros males menores
«Y como sólo existe el presente, me deleito con las cifras de exportación, nuestras pymes y los tres últimos datos sobre caída del desempleo»
Es un hecho: este año, en Pamplona, la primavera ha caído en martes. Debido a que la exposición solar infl uye en los niveles de melatonina y serotonina, que afectan sobremanera el estado anímico, he decidido tomar medidas drásticas: cada vez que veo siglas tipo OCDE o la palabra 'previsión' atada al nombre de cualquier organismo internacional, salgo corriendo como alma que lleva el diablo. Si me llevo un disgusto, quiero que sea por un hecho, no por alguna previsión, conjetura, apreciación, barrunto o suposición de analistas cuya bola de cristal -a tenor de su nivel de aciertos o de la falta de penalización por sus desaciertosestá afectada de miopía galopante desde mucho antes de 2007. Envuelta en este gris pamplonés, echando de menos la dulce terapia lumínica, evito apreciaciones, y me fi jo en, y nada más que en, hechos y síntomas. Y como sólo existe el presente, me deleito con las cifras de exportación, que no son apreciaciones sino hechos constatables; con nuestras magnífi cas pymes en múltiples sectores y con los últimos tres datos sobre caída de desempleo que, si bien no crean tendencia, son manifi estamente positivos y apuntan hacia la potencia de la denostada reforma laboral. Puesta a leer, prefi ero mirar cómo empiezan a vislumbrarse resultados del plan de reestructuración de Iberia; cómo las alianzas estratégicas de las hoteleras españolas consolidan nuestro sector (con AC by Marriot ya en Estados Unidos), o cómo nuestros bancos grandes se asientan globalmente con enorme solidez. Lo veamos como lo veamos, las apuestas poco o nada tienen que ver con los resultados de los partidos: hay que jugarlos. Una previsión previa a un partido tiene poco o ningún interés. Otra cosa, es cuando el partido tercia. Ahí, afectan muchos factores psicológicos y sociológicos y la voz de quienes chillan sin necesidad de aportar datos fi ables.
Antes del partido, lo importante es el pasado. Uno se entrena para ganar, porque sabe que su capacidad de respuesta procede de mucho tiempo antes: de los entrenamientos, de la capacidad de sufrimiento y de encajar los golpes, digan lo que digan las estadísticas. Prepararse para el futuro requiere dejar las apreciaciones y previsiones fuera, y volver a los diagnósticos diferenciales, todos basados en hechos.
Cuando empieza un partido, entran en juego más variables, muchas psicológicas. En ese momento, hay gente que escucha los gritos de la grada. Pero los buenos preparadores no lo hacen, sólo recuerdan los hechos: se puede perder o ganar, pero el éxito no depende de esos gritos, sino de los esfuerzos pasados y de la solidez de tu ánimo y de saber juzgarte a ti mismo con objetividad. Por eso, no leo previsiones. El ánimo necesita sol.