Miguel Ángel Martínez-González, Catedrático de Medicina Preventiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra y experto de CIBER-OBN
Ejecutivo: ¡Cuídate!
Muchas veces nos han hablado de la importancia de llevar un estilo de vida libre de hábitos tóxicos. O por ejemplo que evitemos el sedentarismo e introduzcamos una práctica frecuente de actividad física y una dieta equilibrada que, en su conjunto, constituyan una combinación óptima de ingredientes.
Sin embargo, cuando se es CEO en una empresa, estás sometido a un estrés diario casi inevitable, porque necesitas cumplir unos objetivos para prosperar profesionalmente, lo que hace que el primer párrafo que hemos leído con anterioridad se olvide con mucha facilidad. Hay suficiente evidencia científica que demuestra que una dieta saludable puede prevenir la pérdida de funciones cognitivas superiores ‑que suelen darse a medida que avanza la edad-, y también previenen el deterioro cognitivo. Como sucede con el ejercicio físico: es bueno para la salud cardiovascular, la prevención del cáncer o de la obesidad y también mejora la salud mental. Son medidas que están al alcance de cualquier bolsillo, pues se pueden llevar a la práctica en cualquier situación.
Es fácil decirlo, pero lo difícil es llevarlo a cabo. Demostrado está que la dieta mediterránea (aceite de oliva virgen extra, verduras, frutas, frutos secos, semillas, legumbres, pescado y cereales) es la mejor. Pero siendo alguien tan ocupado como lo es usted, señor directivo, las palabras “atracones” (binge-eating) o pig-out le pueden resultar cercanas, o por lo menos, el hecho de tirar de comida rápida. En la actualidad existe un modelo de dieta específicamente diseñado para prevenir la enfermedad neurodegenerativa, la llamada dieta MIND, que es una combinación de la dieta mediterránea con la llamada dieta DASH, e incorpora elementos de ambas dietas con énfasis en asegurar un alto consumo de frutas del bosque, frutos secos y legumbres. La dieta DASH se diseñó para prevenir la hipertensión arterial, pero ha demostrado su calidad en otros ámbitos, también en el de mejorar el rendimiento mental.
Esto no es charlatanería. Las revisiones sistemáticas de los grandes estudios prospectivos a largo plazo han demostrado que las personas que mejor siguen una dieta mediterránea tienen, por ejemplo, menores tasas de enfermedad de Alzheimer o Parkinson. En este contexto es de destacar el resultado del estudio realizado por PREDIMED, primero en Navarra y después en Barcelona, donde se logró con un diseño de ensayo clínico demostrar de manera muy convincente que una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o una dieta mediterránea suplementada con una mezcla de diversos frutos secos conseguían mejorar a largo plazo el rendimiento mental medio con diversos exámenes cognitivos.
Todas estas intervenciones dietéticas son efectivas cuando forman parte de una intervención con muchos frentes. En este sentido lo más destacable es que hay un importante estudio realizado en Finlandia (estudio FINGER) que asignó al azar a 1260 participantes a una intervención intensiva para prevenir el deterioro cognitivo. Se trataba de participantes con factores de riesgo cardiovascular y factores de riesgo para desarrollar demencia, y que además tenían ya un cierto deterioro cognitivo. Se les aconsejó e instruyó en mejorar su dieta, su ejercicio y en hacer entrenamiento cognitivo. La intervención intensiva sobre la dieta incluía promocionar el consumo de frutas, verduras y cereales integrales. También se recomendaban los lácteos desnatados y reducir el consumo de azúcar y mantequilla, y tomar por lo menos 2 raciones de pescado a la semana. Después de dos años de intervención, se constató con una batería de catorce exámenes cognitivos y de función mental, que la función cognitiva era superior en el grupo de intervención intensiva que en el grupo control en un 25%. Las funciones ejecutivas y la velocidad de procesamiento mental también eran mejores con esta intervención aunque no se encontraron beneficios para la memoria. Y es lo que pretendemos un equipo de expertos en Nutrición en el Advanced Management Program del IESE Business School de Barcelona: enseñarles a los altos directivos a gestionar su salud.
Por tanto el cuerpo de evidencia científica sugiere -aunque no sea absolutamente concluyente- que hay beneficios suficientes de una dieta sana y de otros aspectos del estilo de vida sobre las funciones cognitivas y la prevención del deterioro mental asociado a la edad. Si unimos esto a los beneficios que supone frente a la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares, no queda duda de que hay razones fuertes para recomendar estos cambios en la dieta y estilo de vida.
Que el despertador, las reuniones, los objetivos o las cuentas no mermen nuestra mayor empresa: nuestro cuerpo y nuestra mente. Porque podremos ser los mejores, pero, parafraseando al austríaco Peter Drucker, gestión es hacer las cosas bien, liderazgo es hacer las cosas.