Víctor Pou, Profesor del IESE de la Universidad de Navarra
La UE, en busca de nuevas propuestas
Una de las razones del éxito del proceso de integración de la UE ha sido la aceptación mayoritaria por parte de los ciudadanos europeos de las propuestas que les llegaban desde las altas instancias dirigentes del proceso.
En un principio -allá por los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo pasado las propuestas se basaban en un rechazo radical a la guerra, la reconciliación de antiguos enemigos europeos (Alemania y Francia principalmente), la defensa común de la libertad y la democracia frente al totalitarismo soviético o las ventajas económicas de la liberalización e integración económicas. El mercado común entusiasmó a los europeos de la segunda mitad de los años ochenta y primeros años noventa. El último periodo de éxito se ha vivido en los comienzos del nuevo siglo, cuando la UE presumía de moneda única, Tratado constitucional en ciernes, ampliaciones sucesivas y el gran objetivo de crear la economía más competitiva, justa y respetuosa del medio ambiente del mundo en el año 2010 (Agenda de Lisboa). La UE era la envidia de las grandes potencias, como China y EE.UU.
Pero pronto se vio que la Agenda de Lisboa no se iba a cumplir porque alguno de los nuevos países miembros había entrado sin la preparación suficiente. A partir del resultado negativo en el 2005 del referéndum francés y holandés sobre el tratado constitucional, las cosas empiezan a torcerse de verdad y la situación se complica enormemente con la llegada de la gran recesión económica. Muchos ciudadanos no entienden las recetas de austeridad. Crece la desafección hacia las instituciones comunitarias y surgen iniciativas antieuropeas. La UE se encuentra hoy necesitada de nuevas propuestas que vuelvan a ilusionar a la ciudadanía. Las próximas elecciones del mes de mayo al Parlamento Europeo ofrecen una gran oportunidad al respecto.
Posibles escenarios ilusionantes no faltan: superación de la crisis del euro a través una Unión Económica y Monetaria (UEM) fuerte, planteamiento de una unión política de carácter federal y basada en los valores tradicionales de libertad, solidaridad y democracia, o convertir la UE en un verdadero actor global al lado de las otras potencias globales como Estados Unidos y China y evitar así nuestra irrelevancia geopolítica. El próximo Parlamento Europeo tiene la palabra.