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Javier Basterra Gortari y Maira Bes Restrollo, Especialista en Endocrinología del Servicio Navarro de Salud y profesora titular de Medicina Preventiva y Salud Laboral

El 90% de la diabetes tipo 2 se puede evitar

    

mié, 18 nov 2015 12:39:00 +0000 Publicado en Diario de Navarra

 

Durante las últimas décadas, la población mundial ha cambiado sus estilos de vida. Estos cambios han ocasionado que la diabetes se convierta en uno de los problemas más graves de salud pública.  De hecho, se estima que 387 millones de personas sufren diabetes en el mundo. Además, esta cifra puede aumentar hasta los 592 millones para el año 2035, con las repercusiones correspondientes, ya que esta enfermedad es la primera causa de ceguera, insuficiencia renal y amputaciones no traumáticas de extremidades inferiores, al tiempo que aumenta de forma importante el riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un ictus.

Los principales tipos de diabetes son la tipo 1 y la tipo 2. La tipo 1 es el resultado de una alteración autoinmune que destruye las células beta del páncreas productoras de insulina. Suele afectar sobre todo a niños y adultos jóvenes. La tipo 2 es mucho más frecuente, y ha aumentado de forma alarmante en los últimos años. Es un trastorno progresivo que se inicia con un aumento de la resistencia a la insulina debido a diversos factores, entre los que destaca la obesidad. El páncreas compensa esta resistencia secretando más insulina. Sin embargo, de forma paulatina se produce un déficit secretor,  lo que lleva a la aparición de la diabetes tipo 2. A diferencia de la diabetes tipo 1, los casos de tipo 2 aumentan progresivamente con la edad.

La obesidad constituye el principal factor de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2. Hay evidencias consistentes de que el sobrepeso y la obesidad aumentan notablemente el riesgo de desarrollar la patología. Por eso una de las principales vías de prevención consiste en  corregir el exceso de peso. Otro factor de riesgo importante es el sedentarismo. La realización de ejercicio físico -y evitar hábitos tan sedentarios como ver la televisión- ayuda a prevenir el desarrollo de esta enfermedad.

La dieta es otro punto clave en la prevención. En primer lugar, resulta fundamental evitar un consumo excesivo de comida. Estamos acostumbrados a unas raciones demasiado generosas o a picotear entre horas,  lo que ocasionará a largo plazo una ganancia de peso. Por otro lado, el tipo de alimentos también es muy importante. La dieta mediterránea ha demostrado que reduce el riesgo de diabetes, como se ha publicado en diversos estudios.

Es el caso del ensayo PREDIMED o el Proyecto SUN -dentro del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IDISNA) y CIBERobn-, en el que participan numerosos voluntarios navarros a quienes aprovechamos para agradecer su colaboración. Estos estudios han demostrado que una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra es capaz de reducir el riesgo de desarrollar diabetes en un 40%. Este patrón se caracteriza por el uso de aceite de oliva como principal fuente de grasa; por un alto consumo de frutas, verduras, frutos secos, cereales integrales, legumbres y pescado; y por la ingesta moderada de alcohol y carnes rojas. En general, lo más adecuado es recurrir a alimentos poco procesados, frescos,  de proximidad y de temporada. Por el contrario, los alimentos ricos en grasas trans -como la bollería industrial-, o los azúcares de absorción rápida -como las bebidas azucaradas- se han asociado a un mayor riesgo de diabetes.

Asimismo, diversos estudios han estimado el beneficio de seguir varios hábitos saludables. Por ejemplo, un estudio desarrollado entre enfermeras americanas evaluó el potencial preventivo de un conjunto de 5 opciones: peso normal, dieta saludable, actividad física al menos media hora al día, no fumar y consumir alcohol de forma moderada. Se observó que siguiendo estas 5 medidas se podía prevenir alrededor del 90% de los casos de diabetes.

La diabetes tipo 2 es, por lo tanto, una enfermedad muy prevenible. Y esa es una buenísima noticia. Si recuperamos los hábitos de vida saludables podremos prevenir patologías como la diabetes, y mejorar  con ello la esperanza y calidad de vida de la población.

En esta tarea deben implicarse decididamente todos los estamentos de la sociedad, convencidos de que los hábitos saludables deben ser los hábitos habituales, fáciles de seguir y los que consigan crear tendencia en nuestro medio. En este objetivo trabajan proyectos tan loables como el programa de reparto de frutas y verduras a los niños de educación infantil en las escuelas, promovido por el Gobierno de Navarra con la colaboración del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y la Unión Europea. No obstante,  observando las cifras actuales sobre enfermedades crónicas, entre ellas la diabetes, parece que todavía no se presta la suficiente atención a todo el potencial que supondría llevar a cabo una buena prevención con la reducción de la obesidad y el desarrollo de unos hábitos de vida saludables.