Reyes Calderón, Decana de la Facultad de Económicas, Universidad de Navarra
¿Por qué España emociona, pero no convence?
Mientras medito los ímprobos intentos del ministro de Guindos por convencer a propios y extraños de los sólidos cimientos de la economía española, releo el informe de mi colega Francesc Pujol: "Mundial de fútbol Sudáfrica 2010: Análisis de impacto mediático y reputación". Y caigo en la cuenta de su carga de razón. Habitualmente, los valores de marca se agrupan en componentes emocionales y racionales. Los datos de Pujol muestran que el campeonato del mundo concentró sus efectos benéficos sobre las componentes emocionales, sin afectar a los factores racionales y de responsabilidad, como confianza, credibilidad, liderazgo, innovación y eficiencia. Una buena noticia para las empresas donde el componente emocional de la marca resulta importante, y una mala noticia para el resto. Incluido el Ministro, ya que el estudio concluye también que el éxito deportivo no mejoró en absoluto a la marca "Economía española".
España emociona, pero no convence: ése es nuestro problema. Nuestro eterno problema. España es fútbol y arrojo de toreros (donde quedan);es renombrada en turismo y cultura, lo cual implica potentes ingresos para empresas y poblaciones que han espabilado y sabido explotar esas componentes. Pero no es suficiente: no resultamos creíbles como economía, como energía, como industria, como lugar donde invertir, como aliados fiables.
Y la pregunta es: ¿lo somos? De Guindos asiente convencido y contundente. Me hago eco: "La volatilidad de la prima no cambiará el rumbo del Gobierno". Las reformas están "más allá de las tribulaciones de los mercados", afirmaba este martes. Que es como decir: "Señores, tenemos un plan y el corto no va a hacernos perder de vista el horizonte. Las emociones no nos contaminarán porque, en suma, no son capaces de afectarlas".
Por el contrario, el jefe de la oposición, siempre en baño de masas, como en el fútbol; con su habitual lenguaje emocional, Lago Ness incluido, no se lo cree. Al verlo, recuerdo el pesimismo de aquel fatídico eslogan sacado de contexto: "España es el problema". Rubalcaba habla de las reformas anunciadas en términos de Espectáculo, Deplorable comportamiento o Ceremonia de confusión. Alertaba también Unamuno que la gente "da razón de los cuatro que gritan y nada dice de los cuarenta mil que callan". Muchas veces Europa, bolsas incluidas, siguen ese errático y emocional comportamiento. Sería por ello aconsejable que el Ministro siguiera fiel a su meta, y mantuviera su plan a viento y marea, y de agradecer que la oposición fuera consciente de que también hace marca. Sin elecciones a la vista, jugamos en el mismo equipo. Con actitud más racional, la voz de los callados se oiría, en beneficio de nuestra maltrecha prima.