Francisco Varo, Profesor de Teología
Una teología en el corazón de la universidad
El día 6 de octubre la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra ha festejado su cincuentenario, cinco décadas de madurez al servicio de la Iglesia en diálogo con la ciencia y la cultura. En 1967 comenzó su actividad el Instituto de Teología de la Universidad de Navarra que en 1969, tras dos años de andadura, sería erigido por la Santa Sede en Facultad.
El Instituto de Teología nació en unos momentos creativos, convulsos y esperanzados como los que siguieron a la clausura del Concilio Vaticano II. Se había publicado unos meses antes del comienzo de curso la encíclica Populorum progressio, y el inicio de sus actividades académicas, el 16 de octubre de aquel año, coincidió en el tiempo con la celebración de la primera Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (29 de septiembre - 29 de octubre). Una semana antes, el 8 de octubre, San Josemaría había predicado en Pamplona una homilía que después se publicaría con el título emblemático de Amar al mundo apasionadamente. El entorno al aire libre de aquella Eucaristía ofrecía un paisaje evocador acerca del ámbito en el que desarrollar el quehacer teológico: Nos encontramos –observaba- en un templo singular; podría decirse que la nave es el campus universitario; el retablo, la Biblioteca de la Universidad; allá, la maquinaria que levanta nuevos edificios; y arriba, el cielo de Navarra... ¿No os confirma esta enumeración, de una forma plástica e inolvidable, que es la vida ordinaria el verdadero lugar de nuestra existencia cristiana? Hijos míos, allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo.
Teología tuvo el privilegio de nacer como una facultad más en una Universidad que, con los años, se ha consolidado como un centro educativo de referencia internacional en investigación médica, comunicación, economía o ingeniería. En el corazón de la Universidad, la Facultad de Teología constituye un centro de estudio y de diálogo interdisciplinar con las facultades civiles, abierto a todos los ámbitos del pensamiento humanístico y científico.
En la sociedad contemporánea no faltan cuestiones que interpelan a la humanidad y que reclaman una reflexión conjunta desde diversas perspectivas complementarias. Pensemos, por ejemplo, en la preservación de los recursos naturales y el cuidado del planeta Tierra, donde la fe bíblica en escucha y diálogo con las ciencias naturales puede sugerir aportaciones creativas, como lo demuestra la reciente encíclica Laudato si’ del Papa Francisco. O bien, un análisis en profundidad de las realidades que generan situaciones de pobreza y la búsqueda de un desarrollo sostenible reclaman que expertos en sociología, derecho internacional y economía trabajen codo con codo con quienes puedan aportar perspectivas éticas hasta encontrar propuestas creativas que ayuden a resolver los problemas. Lo mismo sucede con la importancia de elaborar una información objetiva y veraz, que sea respetuosa con las personas; o de diseñar viviendas y barriadas dignas y funcionales donde las familias tengan un entorno adecuado para que padres e hijos puedan desarrollar armónicamente todas las facetas, naturales y espirituales, de su personalidad. En estos y muchos otros ámbitos la teología puede y conviene que esté presente.
En este marco profesional y social es donde la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra se sabe llamada a realizar su tarea formativa e investigadora, afrontando en directo los retos sociales y culturales que se plantean, y buscando respuestas de altura. Ciencia y fe, estudio y solidaridad, nivel académico y cercanía con los que sufren y los necesitados constituyen el entramado donde se desenvuelve su actividad diaria.