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Volver Los Presupuestos del Estado, el 'rescate' y la subida del IVA

Javier Díaz-Giménez, Profesor del IESE, Universidad de Navarra

Los Presupuestos del Estado, el 'rescate' y la subida del IVA

dom, 21 mar 2010 15:27:31 +0000 Publicado en El Mundo (Madrid)

Pido perdón por empezar con una obviedad que me da la sensación de que al Gobierno de España se le escapa. Como todo el mundo sabe, los presupuestos -todos, los del Estado, los de todas las familias y los de todas las empresas- tienen dos lados: el de los ingresos y el de los gastos. En función de este conocimiento, cualquier persona o entidad prudente que se plantea una decisión de gasto tiene en cuenta la necesidad ineludible de financiarlo antes de decidir si éste merece la pena. Y, sentado cómodamente en mi mecedora, me da la sensación de que el Gobierno de España no lo ha hecho.

Ni a finales de 2008, cuando se decidió el rescate, ni a finales de 2009, cuando se ha decidido la consolidación fiscal. Parece como si, como un cíclope, el Gobierno de España hubiera mirado los Presupuestos con un solo ojo. En 2008, sólo se fijó en las partidas del gasto sin preocuparse por su financiación. Y en 2009, sólo se ha fijado en las partidas de los ingresos sin preocuparse por su impacto negativo sobre el crecimiento y el empleo.

En los Presupuestos para 2009, el Gobierno debería haber calculado mejor el coste de los componentes automáticos del rescate. Las previsiones oficiales para el crecimiento de la economía fueron demasiado optimistas, y las consecuencias, que no se anticipó correctamente ni la reducción de los ingresos fiscales, ni el aumento sin precedentes de las prestaciones del desempleo. Si a eso le sumamos los 25.000 millones de euros en números redondos de los componentes discrecionales del rescate llegamos hasta el 11,4% del déficit de todas las administraciones públicas. Una cifra sin precedentes en nuestra historia, aunque se pueda argumentar que está justificada, al menos parcialmente, por una recesión también sin precedentes.

Y así llegamos a los Presupuestos para 2010. Los componentes automáticos del rescate -la caída de la recaudación y el aumento de las prestaciones del desempleo- siguen actuando, pero sus componentes discrecionales se han agotado. Nunca sabremos cuál ha sido su impacto real sobre la economía. Tampoco sabremos qué hubiera ocurrido si no hubiera habido rescate discrecional, o si se hubiera hecho de otra manera. Por ejemplo, podríamos haber usado los fondos del Plan de Inversión Local o del Plan de Dinamización para pagar las deudas de las administraciones públicas con las empresas, o para informatizar la administración de la justicia. Pero los cuatro millones y medio de parados cuestionan seriamente la eficacia de las medidas que se han tomado. Y otra vez el Gobierno vuelve a cerrar un ojo y se fija únicamente en una parte de los Presupuestos, aunque ahora le ha tocado el turno a los ingresos. Se niega a congelar o a reducir los gastos y, a cambio, propone subidas del Impuesto sobre el Valor Añadido y de otros impuestos.

La respuesta a la pregunta de qué gastos se deberían congelar o reducir, que se vende como si fuera muy complicada, en realidad es sencilla: todos los de los capítulos 1 y 2 que corresponden a los gastos de personal y a los gastos corrientes en bienes y servicios. Esta medida debería complementarse con medidas idénticas en todas las autonomías y corporaciones locales. Su justificación también es sencilla: la mayoría de los empleados públicos tienen sus puestos de trabajo garantizados y no han tenido que soportar los costes del ajuste. Además, esta medida serviría para dar ejemplo y le daría al Gobierno fuerza moral para reclamar medidas parecidas en las negociaciones salariales del sector privado.

En cuanto a la subida del Impuesto del Valor Añadido, ¿por qué es una mala idea? Sobre todo porque es recesiva y porque, como todas las subidas de impuestos, reduce la actividad y el empleo. No importa si la subida se traslada a los precios que pagaremos los consumidores a partir del 1 de julio, o si la absorben los márgenes que dejarán de recibir las empresas. El consumo, la inversión, el crecimiento y el empleo serán menores de lo que habrían sido si los tipos del IVA se hubieran mantenido.

Según nuestros cálculos, la subida del IVA nos va a costar en torno a medio punto de crecimiento (véase Conesa, Díaz-Giménez, Díaz-Saavedra y Pijoan-Mas, La Subida del IVA: Demasiado Cara y Demasiado Pronto, disponible en http://www.eco.uc3m.es/kueli/res/vatesp.pdf). Además, el crecimiento de la recaudación será menor del esperado, porque la subida de los tipos del IVA reduce la recaudación de las cotizaciones sociales y de los impuestos directos. Confiemos en que, cuando elabore los presupuestos para 2011, el Gobierno se decida, por fin, a contemplar los ingresos y los gastos al mismo tiempo y, a ser posible, con los ojos bien abiertos.