Alberto Pérez Mediavilla,, profesor de Bioquímica y Biología molecular de la Facultad de Ciencias
Entre todos avanzamos contra el alzhéimer
El autor hace un repaso a los diferentes tratamientos en vigor contra la enfermedad de Alzheimer, cuyo día se celebra hoy, y recuerda que algunos factores de riesgo favorecen el desarrollo de esta dolencia
La enfermedad de Alzheimer consiste en un deterioro progresivo de las células cerebrales, lo que da lugar a una progresiva pérdida de la memoria y otras alteraciones de las funciones reguladas por el cerebro: pensamiento, movimientos, etc.
El progreso en el conocimiento de esta enfermedad en los últimos veinte años ha sido muy importante. Hoy en día sabemos que esta degeneración no es instantánea, sino que transcurre a lo largo de un periodo de tiempo largo (años). Por tanto, también podemos prever que tenemos un cierto margen (ventana terapéutica) para tratar de corregir el proceso neurodegenerativo. La cuestión es conocer en qué punto del proceso y con qué fármaco podemos afrontarlo.
Actualmente hay cinco tratamientos aprobados por las autoridades sanitarias; los cinco tienen como diana alguno de los síntomas clínicos asociados a la enfermedad de Alzheimer pero ninguno de estos tratamientos tiene capacidad de frenar el proceso degenerativo. Por tanto, es fácil concluir que el reto al que nos enfrentamos es ser capaces de dilucidar la cascada neurodegenerativa del alzhéimer; este conocimiento previo es imprescindible para poder identificar nuevas dianas moleculares que, a su vez, permitirán el desarrollo de nuevos fármacos capaces de neutralizar el deterioro de las neuronas.
Una idea que cada vez está siendo más aceptada por los investigadores en este área es la de pensar que ¿el tratamiento eficaz" de la enfermedad de Alzheimer implicará a un cóctel de medicamentos dirigidos contra diferentes dianas; esto sería algo muy parecido a lo que actualmente ocurre con otras enfermedades complejas como el SIDA el cáncer o la hipertensión.
A día de hoy las dianas para las que se están diseñando nuevas moléculas que serán el embrión de la siguiente generación de fármacos anti alzhéimer están dirigidas a neutralizar tres de los rasgos patológicos característicos de esta demencia: la acumulación del amiloide beta, la formación de ovillos neurofibrilares de Tau y el proceso inflamatorio que se produce como consecuencia de los dos hechos anteriores. Estas tres estrategias tratarían de frenar la neurodegeneración.
En mi opinión, y la de otros colegas, una cuarta estrategia debería ir dirigida a restituir la plasticidad neuronal. Esta opción permitirá ayudar a la neurona a mantener su funcionalidad. Las pérdidas más incipientes de la memoria tienen su causa en la incapacidad de la neurona para sintetizar las proteínas necesarias para formar y sustentar la sinapsis (lo que técnicamente conocemos como ¿plasticidad neuronal"). Hay un grupo de moléculas, algunas usadas para el tratamiento de otras enfermedades, con estas capacidades. Es por tanto ésta una diana prometedora y con la potencialidad de poder ser ensayada en humanos a corto plazo.
En paralelo a la investigación en nuevos fármacos, no podemos olvidar el desarrollo de nuevas técnicas de imagen y biomarcadores que van a permitir determinar los riesgos de desarrollar una enfermedad de Alzheimer. Esta faceta es la que más éxitos ha conseguido de tal manera que a día de hoy la neuroimagen es capaz de poner de manifiesto, con antelación a los síntomas, los cambios morfológicos asociados con esta demencia. Esta estrategia, junto con la disponibilidad de fármacos, permitirá en un futuro difícil de concretar, curar, prevenir o retrasar los síntomas característicos del alzhéimer.
Medicina preventiva
¿Y para nosotros qué Para nosotros queda la certeza de que algunos factores de riesgo que favorecen el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, principalmente los cardiovasculares, son susceptibles de ser corregidos. Fumar, beber en exceso, el estrés, la vida sedentaria o la obesidad son hábitos cuya corrección está entre nuestras posibilidades. La medicina preventiva es la más eficaz, la que menor coste conlleva y la que más satisfacciones aporta.
No puedo acabar con este breve relato del estado de la cuestión sin rendir homenaje a los cuidadores de los enfermos con alzhéimer, especialmente a los cuidadores obligados; a esa esposa, esposo, hija, hijo, en definitiva la familia. Personas que padecen la enfermedad de Alzheimer tanto o más que los propios enfermos; en muchas ocasiones abandonados a su suerte por las autoridades responsables. Terminaré con un dato. Hace ya unos cuantos años un grupo de expertos se reunieron en los Institutos Nacionales de la Salud de Bethesda, en EE.UU, para abordar nuevas estrategias en el estudio del alzhéimer y para hacer recomendaciones al gobierno. Entre otras cosas concluyeron que el coste real del tratamiento y cuidados completos de un enfermo de enfermedad de Alzheimer rondaba los 36 mil euros/año. La Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA) estima que en España hay 1,2 millones de personas con alzhéimer. No es necesario decir nada más.