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El papa del coraje

22/04/2025

Publicado en

El Mundo

Mónica Herrero |

profesora de la Facultad de Comunicación

El pasado sábado 25 de enero, en el encuentro mantenido con los peregrinos del Jubileo de los comunicadores, Francisco decidió no pronunciar el texto preparado -largo-  y regalarnos solo una breve receta: comunicar es salir de uno mismo, y salir para ir al encuentro del otro. En su recorrido por el pasillo central del Aula Pablo VI pude dirigirle unas palabras, más bien, una palabra, la que me vino en ese momento, y le dije: Francisco, coraje. Me sorprendió que el texto no leído, y publicado después, tratara precisamente de esta virtud, que él ha practicado con heroísmo a lo largo de su vida. 

Sabía a quiénes nos lo decía, profesionales y docentes de la comunicación. A lo largo de su pontificado, en sus gestos y sus palabras se han encerrado lecciones más o menos explícitas para quienes nos dedicamos a esta ciencia y a esta profesión que exige verdadero coraje. Aunque sus aportaciones son muy numerosas, y se han publicado doce mensajes suyos con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, me centraré en cuatro lecciones especialmente elocuentes. 

El Papa de blanco ha sido un amante de los grises, como consecuencia de entender que la realidad, la persona, es compleja. Recientemente, en su respuesta a Luciano Fontana, director del diario italiano Il Corriere della Sera, le decía, refiriéndose a la guerra: “Hay una gran necesidad de reflexión, de calma, de sentido de la complejidad”. Basta conocer su vida para entender cómo su respuesta a las circunstancias políticas, sociales y pastorales que vivió, le llevaron a abrazar la complejidad; porque detrás de ellas había personas individuales, que valían para él, como para Jesucristo, todo. 

Francisco, más que víctima de la polarización, lo ha sido de la simplificación, de la ausencia de reflexión que conduce a la superficialidad, el estereotipo y el conflicto. Por eso, ya al inicio de su pontificado, quiso señalar en su Exhortación Apostólica, Evangeli Gaudium, sus famosos cuatro principios relacionados con tensiones bipolares, con la intención de superarlas: el tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es más importante que la idea, y el todo es superior a la parte. Un verdadero legado de comunión. 

Su pontificado nos enseña a la profesión el coraje de abordar la complejidad sin miedo, con seriedad, trabajo y pensamiento. Y por tanto, promover desde un ejercicio responsable y verdadero de la comunicación, la comunión de personas. 

En noviembre de 2021, Francisco condecoró a la periodista mexicana, Valentina Alazraki con la Cruz de la Orden de Piana, por sus cuarenta años de servicio profesional como corresponsal en el Vaticano. En su discurso, el Papa, entre otras cosas, agradeció al periodismo su trabajo de “levantar la alfombra”, para descubrir y dar a conocer “lo que no va”, refiriéndose de modo especial a la crisis de los abusos en la Iglesia. 

Francisco tuvo que levantar alfombras difíciles, y venía entrenado por sus responsabilidades tanto en la Compañía de Jesús, como en el Arzobispado de Buenos Aires. Levantar alfombras requiere coraje, porque tiene consecuencias, también personales, como las que le llevaron al destierro en su noche oscura de Córdoba, a comienzos de los noventa. También las tiene para el periodismo, a veces silenciado por otros poderes, y para la comunicación institucional, en el ejercicio de transformar y mejorar las instituciones para las que trabaja. El coraje del compromiso con la verdad, aunque duela, es una lección que siempre conviene recordar a nuestra profesión. 

Francisco quiso poner en primer plano una dimensión de la Iglesia, la sinodalidad; convocó un Sínodo dedicado específicamente a este tema, que condujo a abrir en todas las diócesis del mundo procesos de participación, como parte de un gran ejercicio de escucha. Escuchar requiere estar dispuesto a renunciar a tus posiciones, discernir lo esencial de los accidentes, tomar en serio a quién habla, defraudar expectativas como resultado de ese proceso…en definitiva, y de nuevo, abrazar la complejidad. 

Por otro lado, han sido frecuentes sus referencias a la escucha, como parte esencial del trabajo de la comunicación. En 2022, “Escuchar con los oídos del corazón” fue el lema del Mensaje de la Jornada de las Comunicaciones Sociales. Una lección para una profesión que se identifica con el contar, obviando a veces que eso es consecuencia de un articulado y profundo ejercicio de escucha de los públicos y del contexto social. 

Finalmente, se ha hablado con frecuencia de Francisco como el Papa de los gestos. En su comportamiento, sus actitudes, ha entrado en comunión con infinidad de personas, no solo las que han sido destinatarias directas de estos gestos, sino quienes hemos podido ver la verdad, la belleza y el amor detrás de ellos. 

Quizá por eso, Aquel a quien tanto amó, quiso que dejara este mundo así. Sus últimos gestos han requerido un coraje especial, por su delicada situación de salud, y ahí estuvo, en una cárcel, el Jueves Santo, como cada año. Y con un gesto especialmente extraño, que causó silencio y preocupación entre los colegas de la Sala Stampa, recorriendo por última vez, durante una hora, la Plaza de San Pedro, ayer, Domingo de Resurrección. 

Descanse en Paz quien no quiso descansar por construir la paz con el coraje de su vida.