Gerardo Castillo Ceballos, Profesor emérito de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra
La eclosión de los ludópatas prematuros
La “eclosión” es la acción súbita de brotar por parte de un ser vivo tras romper la envoltura que lo contenía. Las crías de algunos animales se libran de su huevo o capullo una vez que ha alcanzado el máximo nivel de desarrollo y están listos para nacer. En la fase de eclosión el gusano de seda rompe el capullo con objeto de segregar esa fibra natural. Del mismo modo, el pajarito bebé rompe la cáscara del huevo incubado con el propósito de “buscarse la vida” fuera de él.
Por analogía, la eclosión se refiere también a la aparición repentina e imprevista de una enfermedad, un movimiento social, cultural, político, etc. Un ejemplo es el “Mayo francés del 68”.
Los adolescentes actuales tienen una exagerada dedicación a los juegos de azar y en online. Esto les predispone a incubar una ludopatía que acabará aflorando por una eclosión no natural y nunca vista hasta ahora. (Siempre se pensó que la ludopatía es una enfermedad de adultos). Los sorprendidos padres ya empiezan a alarmarse por los casos de ludopatía “prematura”. Y solicitan respuestas para sus preguntas:
¿Qué es la ludopatía? ¿Por qué está llegando a los adolescentes?
La ludopatía o juego patológico es un impulso incontenible y persistente de jugar más y más, apostando dinero, a pesar de conocer sus perjudiciales consecuencias. La “necesidad” de jugar y de recuperar lo perdido es tan fuerte que ocupa todo el tiempo libre y parte del tiempo familiar y laboral del jugador. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha reconocido como una enfermedad.
La ludopatía se inicia cada vez en edades más tempranas. A los 13 años muchos adolescentes españoles están ya apostando, a pesar de que es ilegal para menores de edad. Se puede hacer desde una aplicación instalada en el móvil y, por tanto, sin que nadie se entere.
La atracción que sienten los adolescentes actuales por los ídolos del deporte, unida a la publicidad, hace que las apuestas deportivas sean las preferidas. Algunas organizaciones regalan más de cien euros a los adolescentes para incitarlos a apostar por primera vez. Y es improbable que después no sigan apostando, tanto si ganan como si pierden.
¿Los hijos que entran en internet y en las redes sociales tienen siempre el riesgo de llegar a ser ludópatas?
Las nuevas tecnologías en sí mismas no son buenas ni malas. Lo preocupante es su mal uso. Muchos adolescentes se resisten por sistema a dejar el ordenador cada vez que sus padres les requieren para otra actividad. En esos casos existe riesgo de adicción a internet, como paso previo a una posible adicción al juego online remunerado. El humorista J. R. Mora enumeró las sucesivas respuestas del hijo para aplazar lo que le piden sus padres:
Tabla de equivalencias del tiempo en internet
“Un segundo” (media hora); “Sólo miro el correo· (45 minutos); “Un momento! (1 hora); “¡Ya voy” (3 horas); “A y media me voy” (Amanece).
Para los adolescentes el atractivo de los juegos de azar está en el placer de experimentar la incertidumbre de ganar o perder, de retar a la suerte. Les atraen más los de premio inmediato. Son simplemente una diversión cuando existe autocontrol, mientras que son patológicos cuando se pierde el control.
¿Cómo saber si mi hijo es ludópata? ¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas más significativos son los que enumero a continuación:
Síndrome de abstinencia cuando no se puede conectar; descuido de la relación con la familia y amigos; ocultación a sus familiares de las cantidades jugadas; intento de recuperar las pérdidas del juego con más juego; intento reiterado de dejar de jugar sin conseguirlo; cambios en la forma de ser (nerviosismo, agresividad, ansiedad, depresión, pensamientos de inutilidad y de culpabilidad). El bajo estado de ánimo puede empujar al ludópata al alcoholismo o a la drogadicción.
¿Se puede prevenir y curar la ludopatía?
En la prevención hay que cuidar los mensajes que le llegan a los hijos. Es contraproducente comentar que ganar en la lotería o en el bingo resolvería los problemas familiares; en cambio es muy conveniente hablar de que el mejor premio es el trabajo y que con los juegos de azar siempre se pierde más de lo que se gana.
También conviene fomentar buenos hábitos en el uso del tiempo libre (lectura, deporte, etc.) para que entrar en internet no sea el único recurso.
El juego patológico se puede curar, pero es difícil. Son muy eficaces los programas de recuperación de “Jugadores Anónimos”. También la terapia cognitivo-conductual, que pretende identificar los procesos mentales relacionados con el juego.
El factor clave para la curación de una ludopatía es la voluntad del paciente para librarse de ella.