Francisco J. Pérez-Latre, Profesor de la Facultad de Comunicación, Universidad de Navarra
¿El último gran magnate de prensa?
Rupert Murdoch (Melbourne, 1931) es dueño de News Corporation, una empresa valorada en 70.000 millones de dólares y, a título individual, el magnate de los medios más importante del mundo. En 2007 compró el diario con mayor difusión de Estados Unidos, el prestigioso Wall Street Journal. La dimensión de sus logros y su poder cultural y político han ensombrecido con frecuencia el conocimiento del personaje y un poco de contexto y perspectiva pueden ser útiles.
Sería fácil hacer ahora leña del árbol caído. Pero los logros de Murdoch fueron impresionantes, desde sus orígenes como empresario de prensa en Australia hasta el lanzamiento del Sun y BSkyB en el Reino Unido, la compra de 20th Century Fox y la creación de Fox y Fox News. Murdoch, pese a contar con un imperio multimedia, sólo tiene una verdadera pasión: los diarios. Por eso este caso debe resultarle especialmente doloroso.
En las últimas semanas, ha protagonizado un ciclo de noticias letal, que ni el cierre de News of the World (10 de julio), ni la retirada de su oferta por BSkyB (13 de julio), ni la dimisión de Rebekah Brooks (14 de julio) han conseguido frenar. Ha tenido que pedir disculpas con anuncios publicados en prensa. Ha comparecido en la Cámara de los Comunes. La crisis de las escuchas se ha convertido en un problema global que afecta a todas sus propiedades, y se habla de investigaciones también en Estados Unidos y Australia, donde abundan las empresas de Murdoch. Como suele suceder en las empresas cuando se desata la crisis, comienzan a aparecer deslealtades, disensiones y otras fracturas internas.
En las últimas horas, se habla también de dividir la empresa. En realidad, hay ya dos empresas: el negocio de televisión y cine, dirigido por James Murdoch y ejecutivos como Chase Carey, que es sólido y rentable. Y el negocio de la prensa, dirigido directamente por Rupert Murdoch, fundamento de su influencia política en el Reino Unido. El primero, tiene posibilidades de futuro, aunque posiblemente tendrá que renunciar a la mayoría de control de BSkyB (ahora tiene el 39% de sus acciones). El segundo, tiene seriamente comprometida su supervivencia.
La presión en contra es fuerte: Murdoch basó el crecimiento de su imperio mediático en la agresión, por eso ahora sus competidores reaccionan con virulencia, y carece de aliados. Murdoch siempre estaba al ataque y la competencia debía ser destruida. Como decía The Economist el 14 de julio, "sus directivos a veces parecen inspirarse en Maquiavelo o en Ricardo III". Para entender el nivel de animadversión contra él entre sus competidores británicos basta recordar que en octubre de 2010 la BBC y los diarios Daily Mail, Daily Telegraph, Daily Mirror y Guardian firmaron una petición conjunta para evitar que tomara control de BSkyB. Los políticos, que en el pasado le sostenían, ahora le abandonan. El daño hecho a la empresa es irreparable y –sobre todo sus hijos– tendrán que pensar en el futuro de News Corporation.
Murdoch, temido por políticos de todos los colores, ha cometido errores de gestión relevantes, como confiar en Rebekah Brooks, una directiva que ahora reconoce que la empresa sabía de las escuchas ilegales desde 2010. La primera noticia del Guardian sobre el asunto data de julio de 2009. Murdoch se ha mostrado, cuando menos, lento de reflejos. Otro de sus errores recientes es la compra y posterior venta a la baja de la red social MySpace (la compró en 2005 por 580 millones de dólares y la tuvo que vender el año pasado por 35 millones).
El caso "News of the World" acelerará el declive de la prensa más sensacionalista, que ya estaba perdiendo lectores. Los periódicos con contenidos sensacionalistas han demostrado ser más fácilmente sustituibles que los que publican contenidos de calidad, porque son más imitables. Lo más difícil para un diario es conseguir su propia voz y apostar por contenidos que le permitan ser fuente de contexto e interpretación de la realidad y referencia para sus lectores. Puede que queden pocos diarios así. Pero, desde luego, no son los diarios sensacionalistas.
El caso Murdoch es paradigmático: se comprueba otra vez que el mayor «riesgo sistémico» de una empresa en los medios es la falta de credibilidad. Murdoch ha demostrado en su carrera como directivo capacidad de adaptación, pero está claro que no vale todo. Se confirma que los contenidos degradantes no tienen futuro. Despiertan interés durante algún tiempo, pero no pueden construir una reputación. También es interesante comprobar que el mayor enemigo para el futuro de la prensa no es la transición digital o Internet, sino la falta de responsabilidad. Otra lección interesante es que en los mercados es conveniente tener amigos y aliados, y no sólo "destruir" competidores.
El caso "News of the World" incluye escuchas ilegales, corrupción y encubrimiento: lo que ha sucedido no es buena noticia para nadie. Pero demuestra que ni siquiera grandes magnates como Murdoch (o antes Berlusconi) están por encima del bien y del mal.