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El informe Draghi y la banca

18 de octubre de 2024

Publicado en

Expansión

Antonio Carrascosa |

Profesor del Máster en banca y Regulación Financiera

El reciente informe sobre el fu­tu­ro de la competitividad de la Unión Europea liderado por Mario Draghi ha tenido mucha repercusión en los medios europeos.

En este artículo nos vamos a centrar en su análisis del sector financiero europeo y, especialmente, de la banca, y sus propuestas de reforma.

El informe constata un bajo nivel de financiación de la inversión en Europa. ¿Cómo se explica ese bajo nivel? Básicamente, por unos mercados de capitales en la Unión Europea muy fragmentados y, consecuentemente, por un "excesivo" papel de la banca en dicha financiación (además de un menor desarrollo de los planes de pensiones; algunas limitaciones a la inversión a largo plazo de compañías aseguradoras; un elevado coste de la inversión en activos financieros por particulares; etc.).

Comparando la banca norteamericana y europea, según el informe, la primera tiene mayor tamaño, menores costes y una mayor rentabilidad.

La rentabilidad sobre el capital (ROE, por sus siglas en inglés) de la banca norteamericana es persistentemente mayor que el de la europea, y la relevancia de las comisiones (especialmente, las ligadas a operaciones en los mercados financieros) en la banca norteamericana es el factor explicativo esencial.

¿Qué problemas tienen los bancos como financiadores de empresas innovadoras, especialmente si son de nueva creación? Su accionariado suele ser relativamente averso al riesgo, lo que no favorece la financiación de dichas empresas, especialmente a largo plazo, cuando pueden no registrar flujos de caja positivos durante varios años y no disponen de garantías tangibles que aportar en una financiación vía deuda; los bancos no están acostumbrados a identificar las start up con proyección y gestionar el riesgo de crédito que suponen; este tipo de empresas necesitan una proporción elevada de capital; el peso de los depósitos bancarios (muy volátiles en momentos de incertidumbre sobre la calidad de su balance) ha generado una regulación prudencial que limita significativamente la inversión bancaria en activos de mayor riesgo; etc.

Otros problemas, según el informe, son el menor uso por los bancos europeos de la titulización de activos y la implementación completa de Basilea III en la Unión Europea, que puede ser una fuente de desventaja competitiva con respecto a la banca norteamericana, al haber decidido las autoridades estadounidenses posponer dicha entrada en vigor.

Propuestas de reforma

Además de un mayor desarrollo de la titulización y de una necesaria valoración de la carga regulatoria de las entidades, el informe propone completar la unión bancaria como vía para reducir la fragmentación de la banca europea y aumentar su tamaño, eficiencia y rentabilidad.

En concreto, el informe propone la eliminación de competencias de las autoridades nacionales de supervisión y resolución sobre bancos con actividades transfronterizas significativas (generalmente, los de mayor tamaño). Esto evitaría episodios de ring-fencing, en situaciones de crisis, afectando a filiales transfronterizas de un mismo grupo bancario.

En este apartado, el informe señala que habría que crear un sistema de garantía de depósitos (SGD) diferente para ese grupo de bancos transfronterizos gestionado de manera centralizada. Para el resto de entidades podrían mantenerse los actuales sistemas de garantía nacionales.

Una valoración de las propuestas

En principio, es interesante la idea de acelerar elementos de la unión bancaria para los grupos transfronterizos. Esto requiere un cambio normativo muy claro, porque ya tenemos una autoridad de supervisión única para la mayoría de esos grupos bancarios.

Está claro que la banca europea es básicamente nacional, incluso si opera en diferentes jurisdicciones. Esta fragmentación impide adquirir mayor escala y diversificar riesgos.

Otro aspecto en el que incide el informe es la necesidad de aumentar el tamaño de los bancos europeos. En general, el informe acierta, especialmente ante los retos de digitalización que afrontan. Por ejemplo, una plena adaptación al reglamento de resiliencia operativa digital (DORA) no parece muy factible sin la realización de cuantiosas inversiones en seguridad cibernética.

Las mismas dudas sobre la capacidad inversora de entidades pequeñas surgen con la aplicación de la inteligencia artificial (IA) generativa en banca.

Terminemos con una pregunta: ¿puede hacerse algo para que los bancos financien a medio y largo plazo empresas innovadoras, especialmente nuevas empresas?