Miguel García-Valdecasas, vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras
Ángel Luis González (1948-2016). Catedrático de amplios horizontes
La comunidad académica de la Universidad de Navarra tardará en asimilar la muerte del profesor y amigo Ángel Luis González, que formó a varias generaciones de profesores y alumnos, y dedicó buena parte de su vida a tareas de gobierno y servicio en la universidad. Como hijo de un antiguo catedrático y rector de la Universidad Complutense, llevaba la universidad incorporada a su ADN y tenía un alto sentido de su misión. Había asimilado el espíritu universitario de destacados maestros que, como Leonardo Polo, entendían que la universidad es una empresa que busca el saber superior. Siguiendo el pensamiento de Polo, pensaba que el profesor ha de dedicarse fundamentalmente a aumentar este saber, procurando saber más cada vez, leer a sus colegas, publicar.
Tenía una visión amplia, magnánima y esperanzada de la universidad, aunque veía también sus amenazas. Creía que una universidad no debe contentarse con que sus profesores den clase y publiquen alguna cosilla. La buena universidad tiene grandes y ambiciosos proyectos en su cartera como los muchos que él mismo impulsó. Era serio, amable y exigente, un caballero en su trato. Daba claramente a entender que la universidad debía promover la excelencia personal y profesional en todos los niveles, huyendo de la mediocridad, la rutina y la autocomplacencia.
Desde los profesores, que son quienes tienen la mayor responsabilidad, hasta los alumnos y el personal no docente, todos debían ser conscientes de que la universidad es una gran y ambiciosa empresa de formación.
Ese horizonte ayuda a entender su infatigable trabajo. Desde fuera resulta difícil comprender cómo logró escribir e impulsar la investigación en Tomás de Aquino, Nicolás de Cusa, Spinoza y Leibniz, en obras individuales y colectivas a lo largo de 40 años en los que tuvo numerosas responsabilidades de gobierno. A estos proyectos sumó en últimos años la dirección de la línea de Pensamiento español clásico y renacentista, la colección filosófica de Eunsa, la dirección de la revista «Studia Poliana» y la edición de las obras completas de Leonardo Polo.
A pesar de que todo esto supone un destacable trabajo, lo sorprendente es que no daba la impresión de llevar tantas cosas encima, pues siempre estaba dispuesto a entablar conversación amistosa, escuchar y aconsejar prudentemente a colegas y alumnos.
Tal vez por eso su recuerdo perdure muchos años. Con más de 70 tesis doctorales dirigidas, son muchos los discípulos que deja en España y Latinoamérica que deben recoger la invitación, que lanzaba a menudo, de centrarse en lo verdaderamente importante: la tarea de pensar y reflexionar sobre los problemas perennes de la filosofía sin distraerse con otras luces de bengala. Trabajar, ayudar a otros a crecer humanamente, servir a la universidad: esa fue su pasión.
Ángel Luis González García nació el 13 de septiembre de 1948 en Madrid y murió el 16 de abril de 2016 en Pamplona, víctima de un infarto. En la Universidad de Navarra fue catedrático de Metafísica, vicerrector, decano, director del departamento y presidente del Servicio de Publicaciones. Era doctor honoris causa por la Universidad Panamericana de México.