José Ramón Pin Arboledas,, Profesor del IESE de la Universidad de Navarra
¿Indicadores positivos?
La evolución de los indicadores sobre los que los analistas asientan sus conclusiones, desde el PIB al de la confianza industrial y de los consumidores, da esperanza, pero también invita a la prudencia a la hora de pronosticar una salida definitiva de la crisis.
Uno de los debates de estos días es si España está, o no, saliendo de la crisis económica. El ciudadano no lo nota. Pero quiere saber qué opinan los expertos para orientarse. Por eso, es interesante conocer algunos indicadores en los que los analistas basan sus conclusiones. Lo primero es buscar un indicador de síntesis y adelantado. De síntesis, para que represente al conjunto de factores que pronostican la economía. Adelantado, para que prevea el futuro. La cotización bursátil es uno de ellos, pero está influido por tantos factores económicos externos que distorsiona el análisis interno. Así que hay que buscar otros.
El indicador interno de síntesis más claro es el crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto). Su problema es que es histórico. Lo conocemos trimestralmente y con retraso. En el primer trimestre del 2013, el PIB bajó. El ministro de Economía, Luis de Guindos, espera que el del segundo trimestre se mantenga cerca de cero ¿Entonces ¿Cómo dicen que hay indicios de recuperación
Para eso se necesita un indicador adelantado, que prevea el futuro. Uno de los disponibles es el de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada) sobre la actividad económica. Consiste en añadir al PIB histórico datos recientes. Sus diseñadores han comprobado que su evolución es igual a la del PIB histórico, sirve para adelantar el análisis. Pues bien, en los últimos meses experimenta alzas, acercándose al punto a partir del cual la economía crece. En enero del 2013 puntuaba -1,6; en febrero, -1,3; en abril, -1,0; en mayo, -0,8 y en junio, -0,7. Y subirá en julio del 2013 al -0,5 o más. Lo cual indica que, aunque estamos aún en recesión, se está cerca de sobrepasar el punto de equilibrio, que sería cero. Así que este indicador general y adelantado da buenas sensaciones, pero no definitivas.
También hay indicadores sectoriales. Ejemplo: las exportaciones. España ha tenido siempre una balanza comercial negativa. Pero en abril de este año, por primera vez, tuvo un superávit de 643 millones. Las exportaciones españolas crecen desde hace meses por el aumento de la competitividad.
Esperar a otoño
El indicador que más puede interesar al ciudadano es el paro. Se dispone de dos datos: el desempleo registrado y la EPA (encuesta de población activa). El paro registrado en los servicios públicos de empleo ha disminuido los cuatro últimos meses: cerca de 100.000 personas en toda España en el mes de junio, más que en el mismo mes de años anteriores. Se espera que la EPA del segundo trimestre del 2013, que se publicará esta semana, indique una bajada del desempleo. Pero este dato puede ser estacional y hay que aguardar a otoño para saber si los empleos creados se consolidan. De momento, habrá una gran temporada turística alentada, entre otras cosas, por la inestabilidad de Turquía y parte del Norte de África.
Otros indicadores son el de confianza de los consumidores (ICC) y el de producción industrial (IPI). El ICC, según el CIS, aumentó 11 puntos en junio, debido a las mejores expectativas económicas. Importante en una economía cuya mayor debilidad actual es la caída del consumo interno. Este índice creció también respecto al mismo mes del año anterior. A pesar de ello, está en 61,8 puntos, por debajo de los 100 que marcan la diferencia entre un estado de ánimo pesimista y otro optimista. Le pasa lo mismo que al índice Fedea, mejora pero queda recorrido para afirmar que se ha recuperado.
El IPI mide la actividad industrial, excluida la construcción. Su evolución ha sido favorable en lo que va de año, si bien en mayo descendió. La cifra más significativa de sus componentes es el crecimiento positivo del sector de bienes de equipo. Es decir, la industria española que sirve a otra industria aumenta su producción. Un crecimiento sólido, aunque en bienes duraderos y de consumo hay estancamiento, debido a la debilidad del consumo interno. Junto a este indicador histórico está el índice de confianza empresarial armonizado (ICEA) del INE. Como indicador adelantado arroja una subida entre enero y marzo del 2013 (3,6 puntos), después de cuatro trimestres de caída. Buena noticia.
Otro índice a tener en cuenta es la inflación, el IPC. Aunque ha habido algún repunte en España, está controlado en la zona euro. Eso hará que el BCE pueda aplicar una política monetaria expansiva. Así lo ha anunciado. Los tipos de interés seguirán bajos y eso favorece el crecimiento.
Además, en España, no se puede olvidar el efecto de la economía global al tener un sector exportador dinámico y un turismo potente. Los datos que la economía internacional está dando en este momento son señales conjuntas de crecimiento y estancamiento contradictorias. EEUU parece resurgir y las economías de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), estancarse.
Conclusión: los indicadores dan esperanza, pero también invitan a la prudencia a la hora de pronosticar una salida definitiva de la crisis.