23/12/2020
Publicado en
Diario de Navarra
Fermín Labarga |
Director del ISCR y profesor de la Facultad de Teología
El otro día, la habitualmente tranquila Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, donde trabajo, se vio conmocionada por un par de sucesos. Por la mañana, tras varios festivos, al abrir el edificio se pudo comprobar que el ángel del Belén se había caído. Situado de forma permanente sobre el portal, exhibía su conocido mensaje: Gloria a Dios en las alturas...
Y como las desgracias nunca vienen solas, en el revuelo que se produjo al comprobar los daños, la plataforma del Belén fue sacudida por un temblor que derribó al rey Melchor. Segunda baja en pocas horas. Entre los comentarios suscitados no faltaron aquellos que, con espíritu más legalista (no me consta, pero quizás los compañeros de Derecho Canónico), resaltaban el hecho de que ambas pérdidas venían a ajustar el aforo, puesto que ya solo quedaban seis figuras humanas allí congregadas: la Virgen con san José y el Niño, un pastor, Gaspar y Baltasar.
Resumen: A pocos días para la celebración de la Navidad, nos hace falta de forma urgente un ángel y un rey-mago. ¿Qué requisitos hay que incluir en el currículum? Los que acrediten estar en condiciones de desempeñar eficazmente su cometido. A saber:
Para el ángel. Un ángel es un ser espiritual, cuya misión es transmitir un mensaje de parte de Dios. Como lo hacen de manera inmediata, suelen ser representados con alas, por aquello de la velocidad. ¿Y qué mensaje habría que llevar? Bien sencillo: Dios nace hecho Niño en Belén. Y esto es motivo para darle gloria, es decir, para que los que llegan a saberlo glorifiquen y alaben a Dios por el amor que ha tenido para con nosotros, esta humanidad doliente, que necesita con urgencia un mensaje de esperanza. ¡Y cual mejor que el nacimiento de un Niño! Un nacimiento, el comienzo de una nueva vida, siempre es motivo de alegría.
Para ser exactos y de forma que las condiciones laborales queden claras, el mensaje completo que hay que transmitir es: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que aman a Dios”. Por tanto, el mensaje debe incluir también la paz. Interesante ¿no? A quienes son capaces de alabar a Dios porque ha querido asumir nuestra naturaleza humana y nacer, pobre, en Belén, se les promete la paz. La paz que nace en el corazón de los hombres de buena voluntad y son capaces de arrodillarse ante un suceso tan ordinario y admirable como el nacimiento de un Niño.
Requisitos para el rey-mago. Este puesto no es tan sencillo de cubrir porque nos hace falta un rey-mago. No un rey a secas, lo cual ya es complicado, y eso que ahora los reyes ya no son lo que eran… Ni un mago, como esos que dicen adivinar el futuro. NO, nosotros necesitamos un rey-mago. Y ¿quién es un rey-mago? Alguien que sabe lo que nos hace ilusión y lo que nos hace falta. Todos los niños tienen la experiencia de que, cada año, los reyes-magos saben lo que cada uno quiere y también lo que necesitan, y por eso traen algo de cada. Y, segundo requisito, un rey-mago es alguien que, aunque él se quede sin nada, siempre nos va a regalar algo. Su misión es regalar, traer regalos, hacer felices a los demás…
Bien, pues ya sabemos los requisitos pertinentes para cubrir los puestos de ángel y de rey-mago. Creo que si cada uno de nosotros se propone en esta próxima Navidad desempeñar, aunque solo sea algún día, o en algún rato que tengamos, el papel de ángel y el papel de rey-mago, no sólo se habrá resuelto el problema del Belén de mi Facultad, sino que viviremos con mayor intensidad el misterio que celebramos ¡Misterio de Vida y Amor! Y, con toda seguridad, no solo habremos regalado la felicidad y la paz a otros, sino que también las habremos vivido nosotros con una intensidad desconocida.
Santa y feliz Navidad.