Enrique Guerrero Pérez,, Profesor del Departamento de Cultura y Comunicación Audiovisual de la Universidad de Navarra
Un buen entretenimiento
Hay que partir de una premisa: Salvados es un programa de entretenimiento, y no un documental ni un informativo. Los géneros en televisión, al igual que en el cine o la literatura, crean expectativas. Esto es importante, pues se establece un pacto con el telespectador. Cuando un género toma prestado técnicas y lenguajes de otros géneros puede originarse confusión, no cumpliéndose esas expectativas. El resultado es que la audiencia puede sentirse engañada.
En este caso, se ha recurrido al falso documental. Un programa de entretenimiento se ha servido de técnicas propias del género documental: imágenes reales de archivo, voces de autoridad con prestigio (periodistas, políticos, un catedrático...), un narrador en voz en off que narra los hechos con tono serio, etc. Además desde una perspectiva técnica y narrativa, el programa es impecable. Todo ello contribuye a convertir una falsedad -historia de ficción en una realidad verosímil (que tiene apariencia de verdadero).
Este "experimento" -así lo ha definido Jordi Évole en su cuenta de Twitter ha puesto de relieve un hecho incontestable: el poder de persuasión de los medios de comunicación y la responsabilidad que esto conlleva. Un sano debate que se ha extendido como la pólvora por las redes sociales -ingrediente imprescindible de la televisión de hoy.
Si se considera Salvados como lo que es, un programa de entretenimiento, y se le concede una autoridad proporcional, la audiencia podría entender con facilidad el juego en el cambio de registro. El problema se origina tiempo atrás: en temas relevantes de actualidad, se le ha otorgado a este programa una autoridad equiparable a la de los programas informativos, cuando en realidad nunca ha dejado de ser un buen programa de entretenimiento.
La repercusión de este espacio confirma otra afirmación de Évole en Twitter: la televisión es un "medio apasionante".