24/04/2025
Publicado en
The Conversation
Francisco J. Pérez Latre |
Profesor de la Facultad de Comunicación
La Iglesia católica busca medios y lenguajes que ayuden a difundir la fe en el contexto cultural del siglo XXI, marcado por la prevalencia de la imagen y la comunicación digital. ¿Pero puede un papa hoy ser relevante?
El valor y la visibilidad mediática del papa recibieron un impulso considerable durante el pontificado de Juan Pablo II. A Francisco los medios le han acompañado desde el primer día hasta el último. En el cónclave que le eligió en 2013 hubo miles de periodistas acreditados, procedentes de 65 países; a los 600 periodistas que cubren la Santa Sede se habían unido 4 432 enviados especiales.
Los cardenales eligieron papa a Francisco en un clima de máxima expectación mediática global, que continuó en los días siguientes, mientras audiencias y medios iban conociendo un pontífice inesperado y sorprendente, el primero no europeo en 1 200 años.
Expresiones originales
Francisco demostró especial capacidad para transmitir el mensaje a través del lenguaje, los gestos y los símbolos. Su magisterio estaba repleto de expresiones gráficas y originales como “hagan lío”, “licuar la fe”, “oler a oveja”, “Iglesia en salida”, “transitar por la paciencia”, “obispos de aeropuerto”, “el ídolo del dinero”, “cultura del descarte”, “globalización de la indiferencia”, “guerra mundial a pedazos”, “santidad de la puerta de al lado”, “cultura del encuentro”, “balconear la vida”, “jóvenes de sofá”…. Estas expresiones han ido configurando un discurso singular y, en ocasiones, han calado en la opinión pública, dentro y fuera de la Iglesia.
Además de la reunión inicial con los periodistas, varios hitos destacaron en la relación con los medios de Francisco ya desde el comienzo. El viaje a la isla de Lampedusa en 2013 fue uno de ellos. Tras conocer la muerte de otro grupo de inmigrantes que querían llegar desde África, el papa se trasladó allí en un viaje que él mismo consideraba como uno de los momentos más relevantes de su pontificado.
En Lampedusa, Francisco alzó su voz:
“Sentí que tenía que venir hoy aquí a rezar, a realizar un gesto de cercanía, pero también para que lo que ha sucedido no se repita. Estamos desorientados, no estamos ya atentos al mundo en que vivimos, no nos preocupamos, no protegemos lo que Dios ha creado para todos y no somos capaces siquiera de cuidarnos los unos a los otros”.
El discurso tuvo gran eco en la opinión pública mundial.
Ruedas de prensa con preguntas
Otros hitos llegaron con el viaje a Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud (2013): las ruedas de prensa en los vuelos. En esa primera ocasión, se le hicieron al papa hasta 23 preguntas que fueron publicadas al completo por algunos medios. El estilo franco y abierto fue característico en las intervenciones: “Hacer un espacio blindado entre el obispo y el pueblo es una locura”, dijo a los periodistas.
Las ruedas de prensa en los vuelos han sido un cauce habitual de comunicación espontánea y a veces terminaban con conversaciones con los periodistas uno a uno.
La revista Time nombró a Francisco “Persona del año”, reconociendo al que llamó “papa del pueblo”, “que adoptó el nombre de un santo humilde”. Francisco, decía Time, “está llamado a transformar un lugar que mide los cambios por siglos”. El nombramiento de la publicación, que ya recibieron Juan XXIII y Juan Pablo II, fue otro paso más del notable protagonismo de Francisco en la opinión pública mundial.
La portada navideña de The New Yorker ayudó a subrayarlo, junto con otras apariciones en portada en medios tan poco habituales para la religión como Vanity Fair o Rolling Stone.
El pontífice ha sido un actor de primer orden en los medios globales, que han acelerado el aspecto más social de su figura y su liderazgo, dentro y fuera de la Iglesia. Iniciadas por Benedicto XVI en diciembre de 2012, las cuentas del papa en las redes sociales (ahora hay que sumar la que inauguró Francisco en Instagram en 2016) se han convertido en voces mundiales de referencia en entornos digitales.
Las nueve cuentas en Twitter (en español, inglés, italiano, portugués, francés, latín, alemán, polaco y árabe) superan los 40 millones de seguidores. El potencial de difusión de los mensajes es llamativo: hay tuits de Francisco con más de 13 000 retuits.
También llama la atención el número de mensajes que se convierten en “favoritos”, otra medida del impacto y compromiso de las audiencias que suele utilizarse para medir la eficacia de la comunicación en redes.
Su visión de la comunicación
¿Qué pensaba Francisco sobre la comunicación? En 2016 y 2017 el papa tuvo doce encuentros con el sociólogo francés Dominique Wolton en los que mantuvo amplias conversaciones sobre los grandes temas de nuestro tiempo, entre ellos la comunicación. Francisco apuntó a un modelo que subraya la proximidad: la cercanía con las personas es la consideración crucial, porque desde su punto de vista la comunicación es, antes que nada, comunicación personal. “La comunicación es algo que no se compra. No se vende. Se da”, dijo.
La proximidad es precisamente la razón que en su conversación con Wolton aduce para utilizar Twitter: “Tengo que utilizar todos los medios para acercarme a la gente. Es un medio de acercarse (…). Yo escribo tuits como para abrir puertas, estoy seguro de que estos tuits tocan los corazones”. También puso en valor la humildad como una de sus características prioritarias: “La única llave que abre la puerta de la comunicación es la humildad”.
En cuanto a los profesionales del periodismo, Francisco compartió su visión ya en 2016 en unas palabras en Italia al Consejo Nacional del Orden de los Periodistas. Allí señaló que les corresponde escribir un “primer borrador de la historia”, lo que da una idea de la trascendencia de su misión.
En su opinión, la vocación del periodismo era “hacer crecer la dimensión social de una verdadera ciudadanía”. “No puede convertirse en un arma de destrucción: deseo que el periodismo sea, cada vez más y por doquier, un instrumento de construcción, un factor de bien común, un acelerador de procesos de reconciliación”, apuntó. La filosofía de “tender puentes” fue clave en su comprensión de la comunicación.
La estrategia de la falta de estrategia
Cualquier balance del pontificado de Francisco es aún prematuro. Pero ya se pueden apuntar algunas conclusiones. De alguna manera, su estrategia consistía en la falta de estrategia: la frescura, la espontaneidad y la proximidad.
Difícil de encasillar en las categorías mediáticas convencionales, destacó también una sonrisa que ha dado la vuelta al mundo. Esas cualidades han permitido a la Iglesia conectar con frescura en contextos menos habituales, con públicos que se sentían menos cómodos con la religión. El mensaje de Francisco ha sido una fuente de oportunidades para la comunicación de la fe en el siglo XXI y ha logrado que la Iglesia llegue a nuevos foros con su misión.