Antonio Aretxabala, Geólogo , Universidad de Navarra
La sentencia de L´Aquila, una condena a la actividad científica
El presidente de la Comisión de Evaluación de Grandes Riesgos de Italia, Luciamo Maiani, ha presentado su dimisión en solidaridad con los científicos y el funcionario condenados: "No veo las condiciones para poder trabajar con serenidad". Le han seguido presidentes, vicepresidentes, profesores, directores, de organismos ligados al estudio del riesgo, la seguridad en edificación, industria, etc. La conmoción que ya ha adquirido dimensión internacional se debe al sentir de que el veredicto contra los científicos italianos es una condena a la actividad científica, con unas consecuencias aún más desastrosas que los propios terremotos. Las sentencias en Italia no se hacen efectivas hasta superarse al menos una apelación, los científicos no irán a la cárcel de forma inmediata, pero eso no apacigua a la comunidad científica internacional.
Entre los expertos sentenciados están los geólogos y sismólogos más prestigiosos de Italia, formaban parte de la Comisión de Pronóstico y Prevención de Grandes Riesgos, una reacción de dimisiones en cadena amenaza a esta entidad y a la futura prevención de riesgos del país más sísmico de Europa, pero no menos a la propia manera de repartir justicia. Comienza en el país que inventó la divulgación científica la era de informar a la población con cuentagotas, la nueva divulgación científica de los temas que conlleven riesgo como terremotos, inundaciones, ciclones, etc., va a sufrir una profunda revisión en Europa. Los asesores de las administraciones en materia científica deberán aguantar con la mayor intensidad posible la comunicación sobre su trabajo, no opinar sobre sus consecuencias y recibir un entrenamiento específico para tratar con el público.
En febrero de 2011 Emanuela Guidoboni una experta geóloga italiana, posiblemente la más brillante de Europa, que ha estudiado los terremotos históricos más relevantes de todas las tierras que asoman al Mediterráneo, incluida España, fundó el Centro de Documentación Euro-Mediterránea sobre Eventos Extremos y Desastres (Centro Euro-Mediterraneo di Documentazione Eventi Estremi e Disastri), con sede en Spoleto, para la divulgación científica, histórica y cultural de los impactos destructivos europeos, un centro enfocado a acabar con las tragedias humanas.
Presentó su trabajo más ambicioso sobre los desastres sísmicos de Italia mientras Emilia Romagna temblaba, ello fue posible gracias a años de investigación histórica desarrollada para al menos tener un catálogo de terremotos en Italia desde el 462 a.C. hasta el 2010, hoy es la base de datos del INGV, tocada por dimisiones y promesas de silencio perpetuo. En Italia hay un desastre cada 4-5 años, aunque sea, como en España, desde unas magnitudes no muy altas (5,0 a 5,8); pero en su ambicioso proyecto de estudio y divulgación, ha tratado de arrojar luz sobre las causas del tremendo peso económico y social que los desastres sísmicos han tenido en Italia durante los últimos 150 años.
El carácter de los edificios italianos es definitivo, el 65% son anteriores a 1950, una amplia presencia de casas antiguas y pobres o la falta de normas sismorresistentes incluso cuando ya había leyes, no parecen haber tenido peso en la decisión del juez. La debilidad de la inestabilidad institucional y política han subestimado siempre la importancia de la aplicación de la seguridad sísmica, aunque una y otra vez vuelven a salir a la luz, ¿se han buscado ahora chivos expiatorios en la comunidad científica para contentar a una enfurecida población, como en la Edad Media? Otro elemento importante, sobre todo en los últimos 50 años, es la falta de información sobre el riesgo sísmico en la población. ¿Quién calcula el riesgo sísmico sin conocer detalles importantes del pasado? Hay un terrible problema de amnesia sísmica y de falta de datos cuantitativos sobre su influencia en el PIB, seguramente nos asustaríamos si lo supiésemos.
Como en España, tampoco hay diálogo con los historiadores, también están en paro, las normativas están hechas por ingenieros, geólogos, físicos, arquitectos..., ¿de dónde extraen los datos probabilísticos y de recurrencia de las regiones? son la base de sus postulados teóricos; parroquias locales, archivos diocesanos, hemerotecas municipales, esperan a ser al menos visitadas y traducidas a lenguajes como la aceleración sísmica básica. Por eso hay un problema de método de evaluación de los impactos. El resultado es que no se revela el riesgo a quienes toman las decisiones, los administradores, pero tampoco a las personas normales, los ciudadanos. Con la crudeza de una fría base de datos y la sutileza de un estudio histórico Emanuela Guidoboni narra en sus publicaciones 34 desastres sísmicos que han marcado la historia de la joven Italia. Graves daños y destrucción en 1.560 localidades, en 10 ciudades incluyendo capitales. Además se han dado otros 86 sismos de más baja energía, pero también destructivos.
En España, la falla más famosa, la de Alhama de Murcia, que tantas desgracias históricas ha acarreado a Lorca (documentado desde enero de 1579), a la Región de Murcia y a la vieja España, tiene apenas 33 años, es gracioso reconociendo su tétrico pasado afirmar que se "descubrió" en 1979. Y ¿qué será ahora de Lorca que sabemos que descansa sobre esa falla asesina? ¿la evacuamos para siempre? ¿y qué hacemos con los meteorólogos que no predijeron las inundaciones de hace unos días?, ¿los metemos en la cárcel? Hablamos de daños económicos y sociales de por años, de por décadas, a veces para siempre. Últimamente desde Alcorcón se habla en los medios de una "falla oculta" que ha generado varios temblores en los últimos meses, es gracioso y enigmático pensar que personalidades importantes ya han afirmado que la ubicación de Eurovegas corre peligro. Mientras miles de geólogos aguardan a la cola del paro o ya están en Brasil y Australia. Preocupa el fumar, pero ¿deberíamos evacuar?
Valladolid es la provincia que menos terremotos ha sufrido, podríamos ir a vivir todos allí, tan sólo en 2007 se detecta uno muy leve, nadie lo sintió, las demás tienen un pasado sísmico o de inundaciones variable. Pero ¿y si le cae un meteorito? ¿meteríamos en la cárcel a los astrónomos por no avisarnos? Hay para todo en España, ya han caído: en Rubielos de la Cérida, en Teruel, y en la colindante Azuara (Zaragoza) donde una sala del ayuntamiento está dedicada a los antiguos impactos de asteroides que provocaron unas enormes deformaciones en su corteza, todo un atractivo turístico científico y divulgativo, ¿es alarmista?, ¡menos mal que Teruel no existe!