El pasado domingo 20 de octubre fallecía Jesús Mauleón Heredia, sacerdote, poeta y amigo. Mejor dicho: buen sacerdote, buen poeta y buen amigo, compañero durante muchos años en el Consejo de Redacción de Río Arga. Jesús, que había nacido en Arróniz en 1936, ingresó en 1948 en el Seminario de Comillas, para realizar los estudios que le prepararían para ordenarse sacerdote. Más tarde se trasladó a Innsbruck, donde concluyó los estudios de Teología; y después a Múnich, donde cursó dos años de Germanística. De esa etapa queda su poemario La luna del emigrante, de notable calado social.

Tras su ordenación sacerdotal (1963), regresó a Navarra y se licenció en Filosofía y Letras, mientras continuaba con su labor pastoral, como párroco de Navaz, Unzu, Ollacarizqueta y Garciriáin, donde ha dejado excelentes recuerdos. Hombre de profunda cultura, un verdadero humanista de gesto sereno y sabia palabra, dotado de buen humor, Mauleón fue profesor de literatura durante muchos años en el Seminario, y entre 1982 y 1994 estuvo al frente de la Oficina de Prensa del Arzobispado de Pamplona. Asiduo colaborador radiofónico y de prensa, fue cofundador y director (entre 1983 y 1987) de Río Arga y cofundador y vicepresidente del Ateneo Navarro/Nafar Ateneoa. En 1984 obtuvo el Premio de Periodismo San Fermín, del Ayuntamiento de Pamplona.

En su faceta literaria, es autor de libros de narrativa, poesía y espiritualidad. Los principales temas de sus escritos son Dios, el tiempo y la muerte (verdaderos “universales del sentimiento”, en expresión machadiana), junto con la madre, la infancia, el amor, la amistad, la vejez, la enfermedad y el sufrimiento. Y, efectivamente, la serena aceptación de su enfermedad y su muerte -cristiana y trascendentemente entendida como gozoso encuentro con la divinidad- vinieron a constituir su mejor y final poema. En el último mensaje electrónico que me escribió, el pasado 5 de agosto, me decía: “Yo estoy en la prórroga de mi partido. Hace ocho o diez meses mis médicos auguraban un posible final inminente. Pero, a mis 87 años largos y con un cáncer de pulmón, sigo vivo. Y en paz y conformidad. No he tenido dolores insoportables. Sí muchas molestias y limitaciones. […] Todo está en el plan de Dios, que tanto nos ha regalado hasta ahora”.

Su producción narrativa incluye El tío de Jaimerena (1980), Premio Navarra de Novela Corta, y Osasuna se traduce la salud (1985), semifinalista del Premio Nadal 1984, entre otros títulos. Como poeta, Mauleón formó parte de lo que Florencio Martínez Ruiz denominó “nuevo mester de clerecía”, refiriéndose a varios sacerdotes-poetas socialmente comprometidos. Sus poemarios quedaron reunidos en el volumen Obra poética (1954-2005), editado en 2005 por el Gobierno de Navarra, y ahora puede leerse la recién publicada Antología poética (1968-2024). Aparte quedarían sus obras de espiritualidad.

El domingo nos dejaba Jesús, dejaba su existencia terrena, pero sigue -y seguirá- vivo en nuestro recuerdo. Por decirlo con sus propias palabras, tomadas de su composición «Poeta» (fechada en octubre de 2017, incluida en Pero estás en mi aliento), ya ha muerto en las palabras, sí, pero se ha marchado «con ellas / a leerle mis versos a Dios y a las estrellas». Sin duda que es así. D. E. P. Jesús, el buen sacerdote, el buen poeta, el buen y querido amigo.