Francisco Javier Pérez Latre,, Profesor de la Facultad de Comunicación. Universidad de Navarra
Francisco y los medios, ocho meses después
El Papa Francisco demuestra especial capacidad para los gestos y los símbolos
Se va acercando el final del primer año del Papa Francisco. Es poco tiempo, pero ya vamos teniendo datos para sacar algunas conclusiones. El 13 de marzo los cardenales eligieron al Papa Francisco en un clima de máxima expectación, que continuó en los días siguientes, mientras audiencias y medios conocían su inesperada y sorprendente figura. Con 150.000 personas en la Plaza de san Pedro y más de 5.000 periodistas acreditados, 11 millones de espectadores vieron la ¿fumata" blanca en televisión, una cifra sólo al alcance de unos pocos grandes acontecimientos (sobre todo deportivos). Ese día hubo más de 7 millones de tuits sobre el Papa. Son datos que situaron la elección del Papa entre los eventos únicos por su difusión. Francisco inició sus audiencias con una reunión con los periodistas que cubrieron el Cónclave (16 de marzo).
Editoriales y librerías enseguida advirtieron que cualquier libro sobre Francisco podía ser un best-seller. En el mercado editorial se multiplicaron los títulos, que frecuentemente encabezan las listas de libros más vendidos. En los libros y entrevistas que se publican, Francisco aporta ideas para conocer su pensamiento y entender los desafíos del mundo actual con expresiones tan sugerentes como "transitar por la paciencia" o "cultura del encuentro".
En la relación de Francisco con los medios en este 2013 destacan varios hitos. El viaje a la isla de Lampedusa (8 de julio) fue uno de ellos. Tras conocer la muerte de otro grupo de inmigrantes que querían llegar desde África, el Papa se trasladó personalmente a la isla y alzó su voz: "sentí que tenía que venir hoy aquí a rezar, a realizar un gesto de cercanía, pero también para que lo que ha sucedido no se repita". En Lampedusa, Francisco llamó la atención del mundo ante la "globalización de la indiferencia": ¿estamos desorientados, no estamos ya atentos al mundo en que vivimos, no nos preocupamos, no protegemos lo que Dios ha creado para todos y no somos capaces siquiera de cuidarnos los unos a los otros". El discurso tuvo un eco profundo en la opinión pública mundial.
El viaje a Brasil ofreció tres momentos destacados que tuvieron amplia difusión: su encuentro con los jóvenes argentinos (25 de julio), la entrevista en el programa "Fantástico" de la cadena de televisión Globo (28 de julio) y el encuentro sorpresa con los periodistas en el avión de regreso (29 de julio). En la inusual rueda de prensa del vuelo se le hicieron hasta 23 preguntas, algo que pocos líderes mundiales están dispuestos a intentar. El estilo franco y abierto de las respuestas es exponente del estilo de un Papa que piensa que ¿hacer un espacio blindado entre el obispo y el pueblo es una locura".
La voz del Papa resonó también en los días precedentes a lo que se consideraba una intervención militar inminente en Siria. Las reiteradas llamadas de Francisco a la paz y la carta que escribió al Presidente ruso Vladimir Putin con motivo de la reunión del G20 (4 de septiembre) contribuyeron a que se relajara la tensión. Citando a Pablo VI, Francisco se dirigió en esos días al mundo con palabras inequívocas: "Queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, desgarrada por divisiones y conflictos, estalle la paz; ¡nunca más la guerra!"
Francisco es todo un fenómeno de opinión pública. Hace unas semanas, José Juan Toharia escribía en uno de los blogs de El País sobre su popularidad: en Francia, el 82% de la población considera acertada su elección, y el 79% de los católicos esperan de él grandes reformas; en Estados Unidos merece la aprobación del 79% de los católicos; en Italia, inspira confianza a un 83% de la población (al 95% entre quienes se definen como católicos). En Rusia, sus primeros seis meses le granjean un 71% de apoyo ciudadano. En octubre, la revista Forbes incluyó a Francisco entre los 5 líderes más "poderosos" del mundo.
Estos hitos pueden explicar la fascinación de medios y públicos, pero sólo en parte. El Papa Francisco demuestra especial capacidad para los gestos y los símbolos, para salir al encuentro de las personas y confortar a los débiles y enfermos. No sólo dice cosas sino que las hace. Quizá el interés de su figura tenga que ver con el carácter de referencia del Papa en un mundo de vínculos débiles e inestables, donde todo cambia. Difícil de encasillar en las categorías mediáticas convencionales, Francisco es tradicional, pero no conservador. Destaca también ¿esa sonrisa que a estas alturas ha dado la vuelta al mundo y que ensancha los corazones", como ha dicho un entrevistador reciente. En un mundo necesitado de líderes, muchos intuimos que hemos encontrado en Francisco un líder de verdad. Uno de esos líderes que nos hacen falta.