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El Black Friday destiñe a gris

25/11/21

Publicado en

Diario de Noticias y Diario Montañés

Goretti Cabaleiro |

Profesora de la Facultad de Económicas

Según un Estudio de Consumo Navideño ofrecido por Deloitte, este año el Black Friday acaparará el 32,7% del presupuesto total destinado por una familia a las compras navideñas. Nada más y nada menos que seis puntos más con respecto a cifras del año pasado. Como ya es conocido y con extensión a nivel mundial, el Black Friday o viernes negro es un evento comercial importado desde EE.UU. -surgió en los años 70-, que aterrizó en España en 2012. Viene a inaugurar la temporada de compras con vistas al periodo navideño. Nueve de cada diez empresas de nuestro país se unen anualmente a esta iniciativa que tiene lugar el último viernes de noviembre y que, en teoría, se caracteriza por rebajas significativas en muchas tiendas minoristas y grandes almacenes. Pero es eso, solo una teoría. 

Cuando uno ahonda en el término Black Friday, éste tiene muchas acepciones. Pero principalmente el trasfondo del evento tiene un objetivo capital: equilibrar las cuentas de resultados de aquellas compañías que, en su mayoría, están en números rojos porque no han vendido lo suficiente durante el año y hacen creer al consumidor que van a hacer unas políticas agresivas de descuentos. Y en ese hacer creer está la clave: para las empresas sin lugar a dudas es black, porque vuelven a los dígitos tintados de negro haciendo que esos números rojos que les acechaban hasta hace poco desaparezcan, pero para el consumidor ese black destiñe en muchos casos a gris. No hay más que hacer un repaso a algunas cifras que ofrece la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) para sostener esta afirmación.  

Desde el año 2015, un mes antes de que se dé el pistoletazo de salida al Black Friday, desde la OCU se recaban y analizan diariamente más de 28.000 precios de un total de 1.260 productos para comprobar si aquellos suben, bajan o se mantienen. Y las conclusiones ahí están: sin ir más lejos, el año pasado solo el 3,4% de los productos monitorizados alcanzó su mejor precio ese viernes negro. Y un dato más que desmitifica esa idea de rebaja: en términos generales, los precios fueron un 2,6% más caros ese día que en las semanas previas. 

Además, lo que comenzó siendo una campaña de un día ha pasado a convertirse en un evento que se ha extendido a la semana previa. Siguiendo con datos, con respecto a la Black Week la OCU encontró el año pasado que solo el 18,8% de los productos monitorizados obtuvo su precio mínimo en esa semana última de noviembre, que un 27,5% de los productos lo incrementó, y que, en general, los precios subieron un 0,5% entre el 23 y 29 de noviembre del 2020. 

El black no es tan black. Entramos de lleno en lo que podríamos denominar Grey Friday o Grey Week, donde el beneficio para las grandes compañías, no tanto las pequeñas y menos para el consumidor, es notorio. Además, este año, las empresas lo tienen mucho más fácil: en plena crisis de suministros, la población está en alerta para hacerse con algunos artículos cuanto antes por miedo a esa falta de stock. En este nerviosismo generalizado las empresas se han adelantado a los tiempos y han visto una oportunidad para iniciar una carrera meteórica para llegar primero al consumidor.