Publicador de contenidos

Volver opinion_FYL_26_01_2022_Filosofia_LOMLOE

Filosofía y LOMLOE. ¿Una sorpresa?

26/01/2022

Publicado en

La Razón

Mariano Crespo |

Profesor de Filosofía y director del Máster en Cristianismo y Cultura Contemporánea de la Universidad de Navarra

El pasado 15 de octubre la Red Española de Filosofía denunciaba en un comunicado la práctica desaparición de la Filosofía en la Educación Secundaria Obligatoria. La LOMLOE, más conocida como “ley Celaa”, reduce la asignatura “Valores cívicos y éticos” a una sola hora semanal y la Filosofía de 4º de ESO desaparece de la oferta de optativas de secundaria. Este atropello ha dado lugar a diversas protestas por parte de profesores, sociedades científicas, etc. que culminaron en una manifestación ante el Ministerio de Educación en Madrid.

La pretendida laminación de la filosofía de nuestros colegios e institutos provoca, ciertamente, indignación, pero, al menos a mí, no me causa sorpresa. No me sorprende que los políticos no cumplan su palabra de reparar la exclusión de la Filosofía de la LOMCE tal y como expresaron en la Proposición No de Ley aprobada en 2018 por unanimidad de todos los partidos políticos del Parlamento. Tampoco me sorprenden del todo que declaraciones de dirigentes que en su día señalaban la importancia de la filosofía y se comprometían a garantizar su presencia en la enseñanza secundaria se hayan convertido ahora en papel mojado.

No me sorprendo por varias razones que, a mi juicio, tienen que ver, precisamente, con la postergación de la filosofía. En una época dominada por la posverdad, en la que no parece tan importante que lo que se diga se ajuste a la realidad, no llama especialmente la atención que no se respete la palabra dada. No voy a aburrir al lector con ejemplos. Tampoco me sorprende la postergación de la filosofía en el modelo de educación que la LOMLOE consagra. Una educación cuyo objetivo fundamental es la adquisición de “destrezas” no parece dejar mucho espacio a una disciplina cuyo propósito es comprender racionalmente la totalidad de las cosas reales a partir de sus causas más profundas, como señala Miguel García-Baró.  Ello se refleja también, por ejemplo, en la creciente desaparición  de la filosofía de las convocatorias de financiación de proyectos de investigación.  

Este esfuerzo de comprensión supone un acto de naturaleza moral que va más allá, mucho más allá, de aprender habilidades o formas concretas de “hacer” cosas. Ya los filósofos antiguos señalaron que la filosofía tiene que ver con un determinado acto de la personalidad toda, con un acto total del núcleo de la persona. Se trata de un acto que falta en el hombre orientado en la cosmovisión natural ocupado en saber cómo manejar lo que le rodea.

Enseñar filosofía supone, por tanto, invitar al alumno a poner en juego la totalidad de su personalidad y no tan solo una parcela de esta. Ejercer la reflexión, la capacidad crítica en el análisis y síntesis es esencial en el ser humano. No se trata, como algunos piensan, de abrumar al alumno con nombres, fechas y resúmenes de teorías. Como en su día señaló Edmund Husserl, el impulso en filosofía tiene que partir de las cosas y de los problemas. Si la filosofía es la ciencia de lo radical, también tiene que serlo en su procedimiento y en todos los sentidos. Por esa razón, es una ciencia.

Decía que no me sorprende que se intente eliminar la filosofía. Está en consonancia con un determinado modelo de entender la educación, tanto la reglada como la no reglada. Pero ello no reduce un ápice la tragedia que supone su desaparición de la formación de nuestros jóvenes. Es trágico que no se les proporcionen las herramientas precisas para eliminar los prejuicios y se les prive de la posibilidad de considerar los orígenes últimos que brinda la filosofía. Prescindir de la oportunidad de reflexionar, con la ayuda de los grandes filósofos, sobre problemas como la libertad, la moralidad de los actos humanos, la verdad, etc. es perderse lo más específico del ser humano. A ello se refería Sócrates cuando sostenía que una vida no examinada no es digna de ser vivida. 

Reivindicar el papel de la filosofía en la formación de nuestros jóvenes no obedece a un interés corporativo. Cualquier profesor de esta materia que se haya acercado a sus alumnos con una actitud auténticamente filosófica ha hecho la experiencia de la sed de filosofía de estos. A ello se refería Ekai Txapartegi, profesor de esta materia en la Universidad del País Vasco, en un artículo publicado en The Conversation, donde apunta que la juventud demanda más filosofía y menos palabrería hueca, menos ruido. Menos bla, bla, bla y más filosofía.

En resumen, el atropello de la filosofía consumado en la LOMLOE no es algo del todo sorpresivo. Lamentablemente, muy lamentablemente, se venía venir. Todavía estamos a tiempo de desactivar esta sorpresa.