Luis Palencia, Profesor del IESE, Universidad de Navarra
Los que más tienen
En la batalla contra el déficit no hay político, sindicalista o indignado que no eche mano al incuestionado que paguen más quienes más tienen. Aunque oponerse está mal visto, cabe matizar. Primero, es más lógico que pague más quien más gana y no quien más tiene; por bien que suene, lo segundo penaliza la austeridad, ya que se puede tener mucho simplemente por haber gastado poco.
En segundo lugar limitaciones en la inspección hacen que, en la práctica, quien más paga no sea quien más gana sino quien lo hace de forma fiscalizable; tributan más las rentas de nóminas que las originadas en entornos deducibles. Finalmente, cabe considerar el hasta cuánto. El argumento, que puede ser justo con diferenciales impositivos de 10 puntos, pero puede pasar a ser injusto en diferenciales de, digamos, 40 puntos; el lema no es estimable indefinidamente.
También cabe hacerse (retóricamente, ¿eh?) una pregunta: por qué. ¿Por qué han de pagar más quienes más tienen y no quienes más consumen como pasa, por ejemplo, en una cena entre conocidos? Lanzada la provocación parece justo que los gastos necesarios han de financiarlos, por solidaridad, quienes más ganan; por la misma razón puede argumentarse que los gastos no necesarios deberían financiarlos quienes los consumen: en el debate de quién paga cuánto debería estar muy presente el fin del gasto, fin que depende de su sostenibilidad y del reconocimiento colectivo y honesto de qué gastos son necesarios y cuáles… no.