Javier Díaz-Giménez, Profesor de economía del IESE, Universidad de Navarra
Sorpresa relativa
El anuncio del déficit del 8,5% del Gobierno es una sorpresa relativa. El Ejecutivo ya había anunciado previamente un déficit de aproximadamente el 8,2%, así que el problema es que al final, la cifra ha sido superior a la prevista, lo que no son buenas noticias. No es bueno haber reducido sólo 8 décimas en un año, que además ha sido perdido en consolidación fiscal.
En mi opinión, habría que hacer recortes muy fuertes en los Presupuestos Generales, e incluso plantearse el Estado del Bienestar al completo. Hay que repensar muchos aspectos y reducir lo más posible los gastos. Primero, comenzar con las partidas innecesarias, evitar duplicidades y el despilfarro, reducir el personal de la Administración o congelar la contratación, entre otras cosas. Y en última instancia, llegar a las partidas principales del Estado de Bienestar, como la Sanidad y la Educación. Creo, además, que la posibilidad de copago, hecho de forma razonable, sería algo positivo. No hay que olvidar que el Estado funciona como una empresa. Sin embargo, pese a los recortes que se puedan hacer, es prácticamente imposible llegar al 4,4% que exige Bruselas, y más con la situación actual y si se cumplen los pronósticos de que la economía española menguará entre el 1% o el 1,5% este año. Al final Bruselas tendrá que cambiar las cifras de déficit para que la reducción sea más paulatina y no tan brusca. Por ejemplo, exigir un 5,5% para este año y el 3% ya anunciado para el 2013.