Santiago Álvarez de Mon, Profesor del IESE, Universidad de Navarra
Una oportunidad para conocerse
La máxima vital de Tales de Mileto –conocerse uno mismo–, goza de una oportunidad en los momentos de mudanza. Finalización de estudios universitarios, primer trabajo, viaje prolongado al extranjero regado con dosis generosas de soledad, nacimiento de un primer hijo, culminación de un exigente programa master, traslado profesional a un país lejano… Son experiencias idóneas para formularse preguntas que tienden a postergarse sine die. Las crisis son un momento propicio para indagar sobre uno mismo. Desde el anonimato más absoluto, comparto un simulacro de entrevista familiar y frecuente en los últimos meses. ¿Cuáles son tus talentos? "No lo sé, no sobresalgo en nada, pero me defiendo bien en muchas disciplinas a base de esfuerzo". Sí, pero remontándonos a las cimas de tu biografía, ¿qué se te da especialmente bien? "Tendría que pensarlo, he desarrollado varias capacidades y conocimientos, pero no sabría decirte cuáles son mis habilidades naturales".
¿Qué es lo que te gusta hacer, qué despierta tu pasión e interés? "Ni idea, nunca había pensado en esas claves. El placer y la diversión las asocio con el ocio. El negocio tiene más que ver con la seriedad, la disciplina y el sentido del deber". ¿Qué sectores o industrias te atraen? No suelo encontrarme con respuestas concretas, sin embargo aparecen descartes cuasi definitivos. Mi interlocutor todavía no sabe quién es, pero al menos sigue expectante.
¿Funciones más proclives para que tus talentos desplieguen todo su potencial? ¿Finanzas, márketing, operaciones, puestos de staff en el centro corporativo, la línea, cerca de los que están peleando en las trincheras, labores de investigación? "No sé, cuesta acotar una pregunta tan amplia, al menos algunas áreas lucen más atractivas para mi forma de ser". ¿Culturas empresariales e instituciones que provoquen tu entusiasmo? Pocas lo consiguen, por ahí no avanzamos demasiado, ¿Valores y principios filosóficos a los que no estás dispuesto a renunciar? ¿Dilemas éticos a los que no te gustaría verte abocado? En estos registros tropiezo con convicciones teóricas que más adelante serán puestas a prueba.
Intento rastrear si tengo un emprendedor frente a mí. "Sí, me encantaría tener mi empresa, ser mi propio jefe" ¿Alguna idea, producto o servicio que se te ocurra? "Sólo es un esbozo, un sueño que quisera ver convertido en realidad". ¿Plan de negocio?¿Músculo financiero requerido?¿Socios, sinergias, complementariedades? Silencio.
¿Y profesional freelance, donde la autonomía y propiedad de agenda sean valores centrales? "Tal vez, aunque necesito unos mínimos de seguridad. Estoy acostumbrado a trabajar por cuenta ajena, a cobrar una nómina a fin de mes, prescindir de su cobijo me da un poco de vértigo". ¿Tamaño de la empresa? Multinacional o cualquiera de nuestras grandes firmas españolas, o pequeña donde visibilidad y responsabilidad están garantizadas aún a costa del riesgo añadido. "Más lo primero que lo segundo".
A mi visita le espera un headhunter, y yo tengo clase con mis alumnos. Sólo le he dado un consejo. Que sea él, natural y auténtico, lo artificial y postizo se huele enseguida. Poco a poco irá conociéndose, que no desespere y confíe en él.