Paul Nguewa, director del Instituto de Salud Tropical de la Universidad de Navarra (ISTUN)
El Ébola “reaparece” en la escena mundial
El pasado 8 de mayo, el Ministerio de Salud de la República Democrática del Congo informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de casos de enfermedad por el virus del Ébola en la remota zona sanitaria de Bikoro y en las inmediaciones de Iboko y Mbandaka. Se trata del noveno brote de este virus desde 1976. Así, entre el 4 de abril y el 17 de mayo se notificaron 45 casos, de los cuales 14 están confirmados, tres de ellos en profesionales sanitarios, y 25 muertes.
De hecho, una de las particularidades del actual brote es que afecta a la importante ciudad de Mbandaka con más de un millón de habitantes, lo que tiene implicaciones para la propagación del virus. Se ha informado a nueve países vecinos, entre ellos la República del Congo y la República Centroafricana, de que existe un alto riesgo de que el Ébola acabe traspasando las fronteras y por ello, se han movilizado equipos de apoyo y personal en las zonas afectadas.
Entre tanto, el Director General de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, visitó las zonas afectadas para evaluar la respuesta a esta enfermedad y en seguida convocó la primera reunión del Comité de Emergencias sobre el brote de Ébola en virtud del Reglamento Sanitario Internacional (2005).
Desde entonces, la OMS ha enviado a varias decenas de expertos, está coordinando a los asociados, suministrando material y equipos sanitarios para salvar vidas y apoyando las medidas de prevención y control de la infección. Tanto este organismo internacional como el Ministerio de Salud del país africano han hecho esfuerzos para obtener y analizar muestras, rastrear los contactos y mejorar la recopilación y gestión de datos. Además, se ha iniciado un análisis retrospectivo de la cadena de transmisión para comprender mejor el brote.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos ha ayudado en la puesta en marcha de un puente aéreo entre Kinshasa, Mbandaka y las zonas afectadas. Los vuelos se realizan seis días a la semana para el envío de personal y distribución de material.
En cuanto a las medidas de prevención, se está trabajando para que el agua, el saneamiento y la higiene estén disponibles sobre todo en los centros sanitarios y las escuelas. Así como en la instalación en medio centenar de escuelas de puntos de lavado de manos y se espera que otras 72 se beneficien pronto de medidas similares.
A su vez, resultan fundamentales el aislamiento y tratamiento de los enfermos, las prácticas funerarias seguras en los fallecidos por Ébola y el seguimiento de las personas que han estado en contacto con los pacientes. Precisamente, son éstas y el personal sanitario los posibles candidatos a recibir la vacuna.
Un brote “controlado”
En la actualidad, el Comité considera que no se cumplen las condiciones para declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional y los expertos creen que es posible controlarlo. Además, el uso de la vacuna en fase de investigación es otro motivo para el optimismo.
El Ébola, descubierto en 1976, es un virus que permanece en ciertas especies de animales como los murciélagos y que puede contagiar a otros animales o al ser humano (zoonosis) y desencadenar el brote. Una vez en las personas, el contagio es por contacto directo con la sangre y fluidos corporales del enfermo. Pudiendo producir hemorragias graves y provocar la muerte del paciente.
Sin duda, todos los esfuerzos serán pocos para frenar una epidemia cuyo repunte más letal tuvo lugar en diciembre de 2013 cuando desde Guinea se extendió a Liberia, Sierra Leona, Malí y Nigeria, en África; España, Francia y Reino Unido, en Europa; y a Estados Unidos, en América; causando unos 25.000 contagios y más de 11.000 muertes.
La coordinación internacional o fomentar la prevención son medidas claves para finalizar con ésta y otras enfermedades consideradas tropicales hasta la fecha pero que desde hace años viajan por todo el mundo. Sin embargo, junto a estas acciones debe subrayarse la importancia de la investigación.
Investigar estos virus y otros que afectan a millones de personas ya en el planeta entero debe considerarse una obligación y una herramienta imprescindible para lograr la salud global y el desarrollo de todos en el futuro cercano.