Helio Tadeu Luciano, Profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra
La JMJ y la Iglesia en Latinoamérica
Ayer concluyó la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), con la presencia del Papa Francisco, en Panamá. Como las anteriores, es un evento en el que se dieron cita miles de jóvenes de todo el mundo.
La realización de este evento en Latinoamérica pone de relieve una serie de alegrías y desafíos afrontados por la Iglesia en esta región. Por un lado, podemos ver los problemas propios de todo el Occidente, y ya presentes desde hace mucho en Europa, que van arraigando progresivamente en Latinoamérica –la secularización, la reducción de la natalidad, el relativismo moral. También hay desafíos muy específicos, como la escasez de sacerdotes, el aumento del pentecostalismo y la radical desigualdad en la distribución de las riquezas. Puntualmente, también cabe destacar las dificultades respecto a la falta de libertades individuales en algunos de los países Latinoamericanos –un ejemplo es el de Nicaragua, que no ha podido siquiera participar en algunas de las actividades previstas para la JMJ.
Por otro lado, la celebración de la JMJ otra vez en este subcontinente –hace seis años fue en Brasil–, evidencia la vitalidad y alegría de la fe católica en los pueblos de esta región. Esta fuerza se expresa especialmente en la comprensión más activa del apostolado del laico en la Iglesia, el aumento del porcentaje de fieles católicos, la profunda vida sacramental, y la entusiasta religiosidad popular; rasgos que pueden iluminar a la Iglesia en todo el mundo.
Esta demostración de que la fe en Jesucristo une a tantos pueblos y mueve a miles de jóvenes de tantos lugares para un encuentro entre sí y con el Santo Padre, es un testimonio de que la Iglesia está viva y de que el mensaje de Jesucristo sigue calando en los corazones de todos –también de los jóvenes.