Dr. Cristian Smerdou, director del Programa de Terapia Génica y Regulación de la Expresión Génica del Cima Universidad de Navarra
Enfermedades raras: que la investigación sea una realidad
Mientras que la terapia génica ya es eficaz frente a algunas de estas enfermedades, la investigación avanza en la búsqueda de tratamientos con otras técnicas como la edición genética o el uso de nuevas moléculas terapéuticas
Las enfermedades raras son aquellas que afectan aproximadamente a 5 habitantes por cada 10.000. En todo el mundo se han identificado cerca de 7.000 enfermedades raras, patologías de carácter crónico y degenerativo que, en su mayoría, son de origen genético. En la actualidad se calcula que en Europa las padecen entre un 6% y un 8% de la población, es decir, entre 27 y 36 millones de personas. En España son más de 3 millones los afectados, siendo niños más de mitad de ellos.
La complejidad para identificar estas enfermedades y su poca prevalencia dificultan el diagnóstico, pudiendo tardarse varios años en “poner nombre” a la enfermedad y buscar su tratamiento adecuado, que en muchas ocasiones, o no existe o la alternativa terapéutica es paliativa más que curativa. Sin embargo, la investigación, de la mano de los avances tecnológicos y desarrollo de nuevas técnicas ya está ofreciendo respuestas para algunas de ellas.
Un ejemplo es la innovación en el campo de la terapia génica, técnica que busca curar una enfermedad provocada por la falta o disfunción de un gen sustituyéndolo con su versión correcta. Para lograr esta “restitución genética” es necesario hacer llegar la información genética correcta a las células del paciente. Para ello, se emplean unos vehículos o vectores, generalmente virus modificados en el laboratorio que pierden su capacidad de causar enfermedad pero mantienen su habilidad para penetrar en las células, introduciendo la información genética correcta. Gracias al diseño y la implementación de estos vehículos, en el Cima de la Universidad de Navarra diseñamos un nuevo tratamiento capaz de curar el síndrome de Wilson en un modelo animal. Esta patología es una enfermedad que afecta a una de cada 30.000 personas y es causada por la mutación de un gen encargado del metabolismo del cobre, provocando que este metal se acumule en el hígado y otros tejidos ocasionando daño hepático y neurológico, pudiendo causar la muerte. El tratamiento originado en el Cima se basa en un vector viral, denominado VTX801, que actualmente está en desarrollo por la empresa biotecnológica Vivet Therapeutics (cuyo 15% de la compañía pertenece a la multinacional farmacéutica Pfizer) y pronto iniciará un ensayo clínico.
Otra alternativa terapéutica en desarrollo es la edición genética. Los investigadores del Cima también hemos demostrado en modelos animales que, mediante la tecnología CRISPR/Cas9, -técnica que permite “editar” o “corregir” el ADN- podemos frenar el desarrollo de la hiperoxaluria primaria, otra enfermedad hepática rara causada por una mutación en un gen que produce la acumulación en el riñón de una sustancia tóxica llamada oxalato. En este caso los investigadores usaron la tecnología CRISPR/Cas9 para bloquear ese gen mutado, impidiendo la acumulación del oxalato, lo que revertió la enfermedad en los animales. Seguir avanzando en esta investigación podría permitir en el futuro tratar a los pacientes antes de que pierdan la función renal evitando, así, recurrir al trasplante.
También están en marcha otras investigaciones que, en vez de dirigirse al ADN de los genes, se centran en otras moléculas como los ARN, que funcionan como mensajeros de la información genética dentro de las células. En concreto, investigadores del Cima han desarrollado una tecnología basada en introducir en las células del hígado un ARN capaz de corregir los síntomas de la porfiria aguda intermitente en modelos animales. Esta enfermedad rara también es genética y está causada por la incapacidad del hígado para metabolizar compuestos necesarios para producir hemoglobina (proteína específica de la sangre). Esto provoca que dichos compuestos se acumulen en la sangre causando toxicidad. Se presenta en forma de crisis intermitentes dolorosas y puede llegar a provocar importantes daños neurológicos e incluso requerir el trasplante hepático. En estos pacientes las crisis pueden provocarse por algunos medicamentos, dietas estrictas o el estrés prolongado. Sin embargo, el principal factor desencadenante son las hormonas femeninas asociadas al ciclo menstrual, por lo que se manifiesta especialmente en mujeres jóvenes, con importantes responsabilidades laborales y familiares.
Para otras enfermedades hereditarias raras la investigación es ya una realidad terapéutica. Actualmente, existen siete productos de terapia génica aprobados por las agencias reguladoras y autoridades sanitarias americanas y europeas para uso clínico. Estos tratamientos están dirigidos a tratar la beta talasemia (patología de la sangre causada por la falta de un gen implicado en la formación de hemoglobina), la atrofia muscular espinal (provocada por la falta de neuronas motoras), la amaurosis retiniana congénita de Leber (originada por una mutación genética que impide la producción de una proteína esencial para la visión normal) y la deficiencia de adenosina desaminasa (mutación genética que impide que haya linfocitos en la sangre).
Estos estudios son muestras de cómo la investigación, gracias al avance tecnológico e innovación científica, se está acercando cada vez más a dar soluciones a pacientes con estas enfermedades. Pero para lograr que más tratamientos sean pronto una realidad terapéutica, es imprescindible continuar el apoyo, tanto social como de las instituciones, en potenciar la investigación, ya que para llegar a la clínica es necesario empezar en el laboratorio.