Rafael Domingo Osle, Catedratico de Derecho Romano, Universidad de Navarra
El profesor Larralde
Navarro por cuna, estirpe y convicción, catedrático y académico de Farmacia, Jesús Larralde cumple noventa años, con la misma sonrisa de siempre. Y es que, aunque el transcurso del tiempo produzca un natural desgaste, la vejez no puede con esa rica expresión facial que muestra la grandeza de ánimo de la gente feliz. Y don Jesús lo es. ¡Vaya si lo es!
A Larralde le gusta repetir, con un punto de ironía, que el mayor problema que ha tenido en su vida es "haberlo pasado demasiado bien". El comentario podría parecer al menos exagerado en un hombre, como él, que quedó huérfano de madre a los pocos años.
Durante la guerra civil, siendo un adolescente, hubo de esconderse en un pueblo perdido y cuidar de sus dos hermanos y su vaca, la Musunika. Don Jesús estudió en el Madrid arruinado y hambriento de los años cuarenta; tuvo que montar de la nada, junto con Félix Álvarez de la Vega, la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra, y tantas cosas más. Es un superviviente.
Pero su extraordinaria capacidad de trabajo y su desinteresado espíritu de servicio permitieron a Larralde superar estos contratiempos con la sencillez de quien piensa que no está haciendo nada excepcional.
Nacido el día de San Saturnino en el Paseo de Valencia –símbolo de navarridad-, Jesús Larralde cursó el bachillerato en el Colegio Bendecido de Tudela. Al finalizar la guerra se trasladó a Madrid, con su amigo del alma Jesús Basarte, para estudiar Farmacia y Químicas. A los pocos meses, conoció a san Josemaría Escrivá de Balaguer y se incorporó al Opus Dei, en 1940.
Tras licenciarse por la Universidad Central, Pensó dedicarse a la empresa, como su padre don Amancio, pero, aconsejado con acierto por Álvaro del Portillo, quien bien le conocía y apreciaba, se decidió por opositar a cátedras. "Jesús: tú -estas fueron más o menos las reveladoras palabras del que luego fuera Gran Canciller- algún día serás catedrático en la universidad que se ponga en Navarra".
Y así sucedió. Cuando en 1966, ya catedrático en Santiago de Compostela, Isidoro Rasines le ofreció la posibilidad de incorporarse a la UN para impulsar la recién creada Facultad de Farmacia, Jesús le contestó que él ya sabía desde hacía más de veinte años que acabaría trabajando en ese centro universitario.
Sus quince años en Galicia, de 1951 a 1966, le dejaron una huella indeleble. Su carácter típicamente navarro -tenaz, rápido, ágil, impetuoso y extrovertido- se amoldó a la dulzura propia de las gentes del finis terrae, amantes de formas suaves y onduladas, como sus montañas, sin aristas ni grandes desniveles. (...) Decano durante veinte años de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Navarra, por sus manos han pasado miles de profesionales hoy repartidos por nuestra piel de toro, así como un buen puñado de discípulos que enseñan en distintas universidades españolas. Tras una larga vida académica dedicada a la investigación, con importantes descubrimientos en el campo de la nutrición, publicados enl a mítica revista Nature, a Jesús Larralde le llegó la hora de la jubilación, en 1990. Con la misma alegría de siempre, supo retirarse de su quehacer universitario y pasar a un segundo plano. Pero no quedó inactivo, sino que comenzó a dedicar la mayor parte de su tiempo a ayudar a quien lo necesitara (...).
Hoy, quienes le tratamos y queremos damos también gracias por haberse cruzado en nuestro camino este navarro de pura cepa, de alma grande y corazón noble. ¡Feliz cumpleaños, Larralde!