Naiara Ardanaz Iñarga, Profesora del MOOC ‘Navarra: Historia y cultura’, promovido por el proyecto ‘Creatividad y herencia cultural’ del Instituto Cultura y Sociedad
Cuestaciones y cantos navideños en Navarra
La estación invernal, y en especial alrededor del calendario cristiano, en Europa, incluso en las antiguas colonias como Quebec o Nueva Inglaterra desde hace doscientos años, ha estado plagada de las tradicionales cuestaciones de niños y jóvenes que recogían alimentos o dinero de casa en casa. Estas tradiciones no han desaparecido y menos en Navarra. Aunque en algunos lugares se hayan olvidado, también en otros se está recuperando. Son costumbres que servían para cohesionar la sociedad con la participación de distintos grupos, los que pedían y recibían, y como telón de fondo la solidaridad propia del tiempo navideño en el que también se mezclaban elementos profanos.
Si atendemos al calendario, la primera de las cuestaciones era la del obispillo San Nicolás, en la que uno de los niños es elegido obispo y recorre la localidad con sus acompañantes recogiendo alimentos o dinero a la vez que cantan. En Navarra se celebra en Eneritz, Burgi, Garínoain, Barasoain, Muruzabal y recientemente se ha recuperado en Lesaka.
Durante el 24 de diciembre las calles se llenaban de grupos de niños para pedir la limosnica, koskari (Goñi, Guesálaz, Yerri), colodra o aguinaldo (Ribera), kurribanda (Artajona) o pazkuanamorios (Iruñerria). Los jóvenes, chicos y chicas, lo hacían al anochecer, con canciones y coplas en euskera o castellano. Los mozos del valle de Yerri cantaban el Fundele o Chundele, y en Guesálaz las Gogonas en euskera. Las cuestaciones en las localidades de la Ribera eran una verdadera fiesta con panderos, zambombas y cualquier instrumento de percusión que sirviese para acompañar los villancicos, coplas y cantares. En Cintruénigo solicitaban la colación entonando: “A la señora [X] le venimos a cantar (bis), que nos dé la colación que ha llegao la Navidad (bis). Zambomba, zambomba, carrizo, carrizo, los hombres del campo no comen chorizo”.
En Ochagavía también se tiene memoria de alguna letrilla: “Verbum caro factumest / Maria beti Bergini / Verbum caro factumest / Maria Berginian ganik”. Y en Baztán y la Regata del Bidasoa, como recogió el P. Donostia, los niños llevaban pequeños nacimientos y si la etxekoandre se retrasaba se decía: “Si vas a darnos algo, dánoslo. / Si no nos vas a dar nada, dínoslo. / Nuestra madre no nos ha mandado / para que nos muramos de frío en tu puerta”.
En la cuenca del Bidasoa y Arakil, un elemento que era llevado por las cuadrillas acompañándolo con sus correspondientes canciones era Olentzero, figura que en la actualidad ha perdido algunas de sus características originales interesantísimas que lo vinculan a otras tradiciones de todo el Pirineo, Aquitania y Occitania y ha adquirido nuevas sin ningún fundamento en parte por intereses comerciales.
Los cantos y cuestaciones también fueron importantes el último día del año. En Tierra Estella estos cantos fueron muy numerosos a la espera de recibir vino, nueces y castañas. En la Regata del Bidasoa se oía y se sigue oyendo el canto de los jóvenes: “Dios te salbe, ongi etorri, gabon Jainkuak diela, legiarekin kunpli dezagun, urteberriren bezperan”. Después de un saludo general, empezando con una alabanza a la Virgen María, sigue la copla perdiendo su carácter religioso. También fueron comunes ritos perdidos de la recogida del agua lustral al toque de las campanas en la media noche para poder recibir un obsequio en Baztán, Basaburúa, Imoz, Larráun, Burundi y Araquil, recitando Urgoiena, ur barrena al llevársela a las autoridades o vecinos. Hoy en día sólo se conserva esta costumbre en Urdiain.
Los niños de Bera siguen saliendo en tal día a recoger dulces que se lanzan desde los balcones de determinadas casas gritando al unísono “Glin, glan, glin, glan, duenak ez duenari eman”. En varias localidades también ha seguido vigente o se ha impulsado su recuperación la antiquísima y bien conocida tradición del rey de la Faba de origen medieval. Para finalizar, mencionaremos dentro de estas cuestaciones las cencerradas que tenían lugar en la víspera de Reyes. Fue costumbre muy extendida en la Merindad de Pamplona, norte de Estella y Olite hasta el río Aragón de que los niños recorriesen la localidad con cualquier objeto que hiciese ruido para advertir a los Reyes Magos que no debían pasar de largo sin dejar sus regalos.
Hemos mencionado algunas de las muchas cuestaciones que se celebran en torno a la Navidad, algunas de ellas con plena vigencia y otras desaparecidas. Quizás dejen de resultar tan atractivas para los niños y jóvenes. Todo depende de cuánto se esfuercen los mayores en conservar las costumbres y tradiciones de Navarra.