14 de diciembre de 2005
Conferencia y presentación del libro de Ricardo Fernández Gracia
LA NAVIDAD EN LAS ARTES
Belenes históricos en Navarra. Figuras para la memoria
La Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, con el patrocinio del Gobierno de Navarra, ha editado un estudio sobre los nacimientos existentes en Navarra de los siglos XVII, XVIII y XIX, cuyo autor es Ricardo Fernández Gracia, profesor del Departamento de Arte de la Universidad de Navarra y subdirector de la citada Cátedra. El libro se presentó dentro del ciclo de La Navidad en las Artes, el miércoles día 14 de diciembre a las siete y media de la tarde en la Sala de Conferencias de la Avenida del Ejército. La publicación la dedican su autor y la Cátedra de Patrimonio a don Jesús María Omeñaca, académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que fue durante largos años delegado de Arte Sacro y siempre ayudó, sin escatimar tiempo ni dedicación, a cuantos han trabajado en arte navarro a lo largo de las últimas décadas.
Cuanto en el libro se contiene es un adelanto de una recopilación de materiales que no ha hecho sino comenzar, ya que la tarea es larga y de difícil ejecución. El despoblamiento rural y el abandono de tantas casas rurales ha traído como consecuencia la pérdida para siempre de numerosos belenes, al igual que ocurrió en el siglo XIX con las exclaustraciones de religiosos. Las figuras y conjuntos belenísticos que se recogen en este libro se relacionan con el belén simbólico hispano y, por tanto, poco tienen que ver con un mundo de dioramas, proporciones y supuesto historicismo, características de la gran mayoría de los belenes actuales.
Navarra no permaneció ajena a la difusión del belén en tierras europeas y en otras regiones españolas, a partir del siglo XVII. La nobleza y, particularmente, algunas instituciones religiosas se esmeraron por poseer destacados conjuntos, algunos de los cuales se han conservado y constituyen hoy un magnífico referente del arte belenístico en los siglos del Antiguo Régimen.
Los primeros montajes tridimensionales del nacimiento de Cristo, que eso es precisamente un belén, fueron en Navarra los de las Carmelitas Descalzas de San José de Pamplona, en el primer tercio del siglo XVII y el de los Jesuitas de la misma ciudad, a mediados de aquella centuria. El mejor ejemplar de los conservados es el monumental belén de las Agustinas Recoletas de la capital navarra que llamó poderosamente la atención en con motivo de la procesión de inauguración de la capilla de la Virgen del Camino, en 1776, en que se exhibió públicamente,, siendo calificado por un cronista contemporáneo como “muy especial, con animales muy extraños y perfectos, que causó admiración…”.
Se conservan obras del siglo XVIII muy destacables, especialmente en vitrinas o escaparates, así como un conjunto en madera policromada realizado por el escultor Juan José Vézaz en 1825 para la parroquia de Mendigorría. Capítulo especial merecen todos los barros murcianos que se importaron en el siglo XIX, cuando el belén se popularizó en los hogares de pueblos y ciudades.
La historia del belén en Navarra forma parte de un conjunto de tradiciones, en torno a la Navidad, que hay que interpretar, correctamente, como manifestaciones de la personalidad espiritual y cultural de un pueblo, sumergiéndose en el alma de un grupo humano e intentando redescubrir un poco de su identidad, definida históricamente a través de múltiples aspectos en los que se plasma su cultura. Precisamente por ello, algunos belenes constituyen verdaderos bienes culturales y pueden resultar específicamente aptos, como condensadores de estos valores, por su presencia material y singular, ya que frente al carácter incorpóreo de algunos elementos culturales, la escenografía de un belén tradicional y popular, constituye un objeto físicamente concreto, revestido de un elevado valor simbólico, que asume y resume el carácter esencial de la cultura a la que pertenece.
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