26 de febrero de 2007
Conferencia
Castillos de Navarra: auge y declive
D. Juan José Martinena Ruiz.
Archivo Real y General de Navarra
El conferenciante, que fue presentado por el Prof. Ricardo Fernández Gracia, inició su exposición con un breve recorrido histórico, partiendo de las primeras noticias que se conocen, tanto arqueológicas como documentales; se refirió al sistema de honores y tenencias en los siglos X al XIII, y explicó el proceso evolutivo que se produjo en ese período, desde las primeras torres exentas, concebidas más para la vigilancia que para la defensa, hasta llegar al castillo propiamente dicho, cuya época de auge y esplendor tuvo lugar en los siglos XIV y XV. Habló a continuación de las guerras banderizas de la segunda mitad del siglo XV y de cómo a raíz de ellas se aceleró un tardío proceso neofeudal, cuyos inicios aparecen ya a finales del XIV, en virtud del cual numerosos castillos –entre ellos alguno de los más importantes del reino- fueron enajenados de la Corona y pasaron al dominio señorial de los nobles que más se habían distinguido por sus servicios a Juan II o al Príncipe de Viana. Se refirió también a los que quedaron destruidos en las guerras con Castilla de 1378 y 1460 y a los que en la última de ellas pasaron a dominio castellano. Como final de esta visión diacrónica, explicó las demoliciones decretadas tras la conquista de Navarra por Fernando el Católico, que se ejecutaron en los años 1512, 1516 y 1521, y al largo período de abandono que siguió a esos derribos, en el que la piedra de las fortalezas desportilladas se aprovechó tanto por los municipios como por los particulares. Ese despojo se llevó a cabo al principio de manera legal, mediante mercedes otorgadas por los reyes de la Casa de Austria, generalmente para obras de carácter religioso o de utilidad pública, y más tarde, sobre todo a partir de 1836, de forma descontrolada para casas y obras de carácter privado. Ni siquiera se libraron los alcázares reales de Olite y Tafalla, el segundo de los cuáles fue vandálicamente destruido, para vergüenza de Navarra. A continuación, pasó a referirse a los distintas clases de castillos: de realengo y de señorío, en feudo, urbanos y rurales, de frontera, mayores y residenciales, incluyendo también las llamadas cuevas, de tradición musulmana, los palacios fortificados, casas fuertes y torres de linaje, y también las iglesias-fortaleza, de tan arraigada tradición histórica en nuestra tierra.
Portada del Castillo de Javier
En la segunda parte de su conferencia, contando con el apoyo de más de cien imágenes digitales, la mayor parte de fotografías obtenidas por él en los últimos veinte años, el ponente fue explicando con todo detalle las distintas partes que integraban la estructura de los castillos. Empezó por describir los elementos defensivos: fosos, puentes, puertas, muros, barbacanas, torres, andamios, matacanes y garitas, mostrando dibujos de reconstrucciones ideales, tomados de de Viollet-le-Duc y comparándolos con fotografías actuales de castillos, recintos amurallados, iglesias-fortaleza y palacios fortificados medievales. Siguiendo el mismo método de mostrar dibujos y fotografías, continuó describiendo el resto de elementos residenciales y de servicio, como palacios, salas o cámaras, capillas, cocinas, bodegas, almacenes, caballerizas, cárceles y aljibes. Como complemento necesario a esta parte de su exposición, incluyó una aproximación a un estudio tipológico, en que analizó la planta de un variado muestreo de fortalezas, desde las más sencillas y primitivas hasta las más desarrolladas y complejas.
Torreón del Cerco de Artajona
Para finalizar, realizó un somero repaso a las armas de guerra medievales, desde la ballesta hasta la bombarda, y a los ingenios o máquinas de guerra que constituían la llamada artillería neurobalística. A la conferencia siguió un animado coloquio, en el que varios de los oyentes plantearon al conferenciante distintas preguntas y cuestiones relacionadas con el tema de la exposición.
Fachada del Castillo de Marcilla